10 septiembre 2013

¿Necesito un padrino? ¿Quiero que me amadrinen?

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2013/09/10/necesito-padrino-quiero-amadrinen/760556.html

Todos los de cierta edad, es decir, mayores, con mucha experiencia, conocen la vieja sentencia que dice aquello de que "el que tiene padrino se bautiza", frase que no tiene que referirse al rito religioso de diferentes confesiones, sino más bien está relacionado con la presentación del recién nacido ante la comunidad.
El padrino al que tratamos de referirnos es al protector, en el peor de los casos por ausencia de los padres, y en la sabiduría popular, al que velará para que su ahijado goce de las prebendas más amplias, que tenga su futuro asegurado y, si hay que pisar cabezas por el camino, el padrino no dudará en hacerlo; podríamos llegar al extremo de que el padrino haga proposiciones que no se pueden rechazar... pero esa ya es otra historia.
Sirva esta digresión para tratar de centrar el debate surgido hace unos días sobre la financiación universitaria, puesto que parece ser que damas altruistas se han ofrecido a depositar los euros suficientes para sufragar los gastos de universitarios sin recursos.
Quede claro desde un principio que los dos nombres de los rectores que han salido a dar la cara y opinar sobre el tema, Adelaida de la Calle, de la Universidad de Málaga y presidenta de la CRUE, y José Carrillo, rector de la Complutense, gozan de toda mi confianza y respeto; han recibido con prudencia y responsabilidad la apertura de donaciones desinteresadas y anónimas porque se ven absolutamente agobiados e impotentes para sostener los presupuestos de sus universidades, debido a los recortes de la administración y no se resignan a ver cómo abandonan los estudios a la fuerza estudiantes que, por ejemplo, no pueden residir fuera del domicilio familiar. Quizá a muchos les recuerden situaciones similares a la mesa petitoria de las damas del ropero y a las cuestaciones para los negritos sin bautizar, la verdad es que no estamos muy lejos de esa situación.
Es verdad que el debate que los rectores quieren abrir es el de la ley del mecenazgo y el de la implicación de las empresas en la financiación de proyectos de investigación. Ninguna de las dos propuestas tienen que significar riesgo de privatización, pensemos que la empresa privada se beneficia inmediatamente del recién titulado, con buen expediente, y a bajísimos costes, como becario, meritorio o subempleado. No veo mucho impedimento en que vayan adelantando fondos para la formación de su futura mano de obra, porque lo que están haciendo hasta ahora es aprovecharse de una buena formación inicial y después se encargan de seleccionar a los mejores graduados que puedan pagarse los máster que ellos organizan, no precisamente a módicos precios, y de ahí seleccionan a los que mejor se adecuen a su perfil para iniciar su carrera profesional con la movilidad precisa y el mínimo salario; eso sí siempre compitiendo con la propia universidad pública, con la propia empresa pública que pagó la formación y, que lógicamente tendría que tener derecho y deber de recuperar e integrar en el sistema a los mejores, pero para eso hace falta presupuesto y una voluntad política que no se otea en el horizonte.
Volvemos a la telecaridad, a Ustedes son formidables, a que la mala conciencia de la educación católica de la mayoría de la población suplante las obligaciones del Estado. En algunos casos la recompensa vendrá por la vía de las desgravaciones fiscales y en otros gracias a la vida eterna que les espera

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