11 diciembre 2012

Wert y ´El arte de la guerra´ de Sun Tzu

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Sin duda Wert conoce la obra del general chino Sun Tzu, hace 25 siglos que nos dejó sus ensayos sobre El arte de la guerra, texto que dicen aún se estudia en las escuelas de negocios.
Sin duda está claro también que lo conocen las fuerzas liberales que le han elegido para dirigir uno de los flancos del ejército conquistador, del que ataca y quiere hacer desaparecer al Estado, en el mundo educativo; otros se encargarán del mundo sanitario. Siguiendo al general chino, Wert cansa a los enemigos manteniéndolos ocupados y no dejándoles respirar. Este año de gobierno ha sido agotador para los que actúan a la defensiva de sus ataques, pero no dan la batalla por perdida. Aquí hay dos frentes, uno real y otro de distracción, el frente real es el que busca el debilitamiento del sector público y el aumento del beneficio privado, el frente ficticio es de las banderas, el que engaña a las tropas de bandos aparentemente opuestos, es la maniobra envolvente, de entretenimiento. El general Wert sabe de antemano que su batalla está perdida, sabe que desde la LODE se ha venido estableciendo un equilibrio, una convivencia estable entre dos redes, y que el nicho de negocio que él busca es de difícil conquista, sabemos y sabe que es difícil darle la vuelta a la tortilla, que es difícil que el servicio público desaparezca y que la oferta concertada le ocurra lo mismo, con sus altibajos y escaramuzas, el frente de batalla existe, pero no va a haber derrota total mientras no acaben los privilegios de la jerarquía católica, la lucha brutal por el alumnado es obvia.
Pero mientras tanto, mientras se despliegan las tropas en el campo de batalla, la situación se puede complicar, Sun Tzu decía que si los emisarios del enemigo pronuncian palabras humildes mientras que éste incrementa sus preparativos de guerra, esto quiere decir que va a avanzar. Cuando se pronuncian palabras altisonantes y se avanza ostentosamente, es señal de que el enemigo se va a retirar. En qué momento nos encontramos, pues muy fácil, el bravucón Wert saca pecho y astas en cada momento propicio para desviar la atención a cuestiones lingüísticas en que el personal se reboce en su terruño, es el enemigo que se retirará de una escaramuza poco rentable económicamente, pero que da réditos políticos.
Mientras tanto la vicepresidenta nos llega con lenguaje pacificador, parece que no hay preparativos de guerra, nos cuenta que hasta mediados del año próximo no se verá el asunto en el parlamento, que hay tiempo para negociarlo todo, que nada se puede dar por perdido, excepto, justamente, lo anterior, el engaño, la cuestión del idioma.
Esto es lo verdaderamente peligroso, son las palabras humildes que dice Sun Tzu, que traen la premonición de la verdadera batalla; quédense pues con el mensaje privatizador, segregador y elitista de la nueva ley. Están muy seguros de sí mismos, se comportan como un ejército victorioso que gana primero y entabla la batalla después; para no aparecer como un ejército derrotado que lucha primero e intenta obtener la victoria después.
Evidentemente Wert y Rajoy saben lo que nuestro personaje enseñó a propósito de cómo se pone sitio a una ciudad, cómo se cortan los suministros a la enseñanza pública. Ahora estamos en el momento en el que trabajan los que para el líder militar chino eran los espías, los espías nativos, los internos, los agentes dobles, los espías liquidables y los espías flotantes. La escuela pública, su calidad y su obvia necesidad son atacadas desde todos los frentes y por todo tipo de energúmenos, algunos muy inesperados. Hay que ir desenmascarando, desde dentro también.

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