27 octubre 2009

Otra más de minifundio localista

Una vez cautivo y desarmado el bipartito, renacen las baronías que nunca habían desaparecido; ni desde las rifas entre boinas y birretes, pasando por las rifas entre las familias socialistas y entre quintanistas y upegallos. No es que vayamos a descubrir ahora algo extraordinario, ni que nos encontremos ante la polémica del siglo, pero da pena que a estas alturas del XXI estemos con las viejas discusiones localistas ya, casi, decimonónicas. No sé a cuántos de ustedes les da alergia la polémica por las facultades de medicina, que si una o tres o dos o si en Cee y Monforte ha de abrirse otra por aquello de los hospitales. Pero claro, es como lo de éramos pocos y la abuela?empezamos con el maldito tema de la capitalidad y a partir de ahí empiezan los tripletes Coruña, Santiago y Vigo. Hacen falta médicos, hay hospitales donde pueden aprender. No hacen falta mafias que se repartan las cuotas de poder en las especialidades para que puedan tener las consultas privadas repletas y compitiendo a ver quién tiene la lista de espera más larga . Todo empezó con la autonomía aeroportuaria, la guerra de los tres aeropuertos fue la más caciquil, pailana y minifundista que se pueda conocer. Los usuarios de, por ejemplo, Alvedro, aún no tenemos una carretera que nos lleve sabiendo cuánto tiempo nos va a llevar. Es una especie de túnel del tiempo, nos podemos poner en Londres o en Barcelona por cuatro duros, pero no sabemos con cuánto tiempo de antelación hemos de dejar el coche en el aparcamiento o cuánto nos cobrará el taxi por la carrera. Los próceres localistas se llenan la boca de soflamas reclamando inversiones localistas, olvidando que no vivimos en una ciudad-estado, ni siquiera tenemos un área metropolitana, un consorcio, una mancomunidad de municipios... somos un gran puzle de aldeas rellenas de cemento gobernadas por las promotoras de la construcción y por las multinacionales del comercio y sus grandes superficies, ahora espacios de pseudoocio, que no tiene ni una línea de autobuses que permita ir al médico desde Sada hasta el Ventorrillo. El presidente Feijóo apuntó maneras cuando esbozó una especie de programa unificador del servicio de las tres terminales aeroportuarias para optimizar las ofertas y los servicios, se le cayeron encima coruñesistas y viguistas, pero es que lo suyo tenía delito, no quería que le costase un duro. Ahora el lío quiere ser continuación de lo que fue el minifundio universitario. Flaco favor nos hicieron las cabezas pensantes que se dedicaron a sembrar Galicia de campus, que campo ya había bastante, a triplicar titulaciones, a mantener multiplicadas algunas con míseras matrículas y todo por pruritos personales, políticos y clientelistas. Se ha demostrado que fue un despilfarro, que los estudiantes lo que tienen es que ver mundo y no quedarse mirándose el ombligo en su terruño y que tienen que favorecer la política de becas. Trasladen esa vieja polémica a la posibilidad de que se duplique la titulación de medicina y será como lo de hacer dos puertos exteriores frente a frente. No sería más lógico aumentar la capacidad de la existente, aprovechar las posibilidades de formación durante el segundo ciclo en los hospitales de referencia, allí donde los hubiere y que los poderes fácticos que mantienen el numerus clausus pierdan influencia, a favor del servicio público.

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