05 febrero 2008

Entre esos tipos y yo hay algo personal

Probablemente en su pueblo se les recordará como cachorros de buenas personas, que hurtaban flores para regalar a su mamá y daban de comer a las palomas. Probablemente que todo eso debe ser verdad, aunque es más turbio cómo y de qué manera llegaron esos individuos a ser lo que son ni a quién sirven cuando alzan las banderas. (J.M. Serrat)
Seguro que recuerdan las viejas definiciones de la Enciclopedia Álvarez, de los viejos libros de Ciencias Naturales con los bichos dibujados; los reportajes de Félix Rodríguez de la Fuente -su voz, su entonación me espantaban-, quizá los documentales de Nacional Geographic y esas cosas de TVE-2 sí nos traigan de vez en cuando ejemplos de lo que les quiero comentar hoy. Empecemos por los parásitos, nos enseñaron que eran aquellos organismos vivos que se nutrían de otro, que podían ser más o menos perjudiciales en función de la cantidad de alimento o de la toxicidad de los productos de su metabolismo. No me queda más remedio que decir lo más alto y claro una vez más que monseñor Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal de los católicos es un parásito más, desde el punto de vista científico, vive del contribuyente y segrega intoxicación política. Pero se puede hacer algún matiz, los parásitos, decían los viejos libros, pueden ser obligados, es decir, o viven de su huésped o no viven; también pueden ser facultativos, es decir, que tienen la facultad de vivir saprofíticamente. No me digan que ese día lataron a clase. Los obispos que nos rodean podrían buscarse la vida de otra forma, pero no les da la gana; es más, a su huésped -el Estado- le va la marcha y se deja chupar la sangre, los alimenta con ofrendas a sus iconos, hace suyos sus santorales y calendarios, su jefe de Estado hace funerales de Estado, bautizos de Estado, bodas de Estado, pero presidido todo por el parásito de turno. Que mantienen su poder porque alimentan el miedo a la muerte y se aprovechan de ello como las bacterias es hecho probado. Hoy la biología estudia a los parásitos como una forma de simbiosis, pero yo creo recordar que la estudiábamos como fenómenos ajenos uno del otro, en la simbiosis hay equilibrio de fuerzas, hay toma y daca, era el caso de las algas y los hongos en los líquenes, el cangrejo ermitaño... seguro que todo ha cambiado ya. Pero lo que sigue igual es la simbiosis entre la jerarquía eclesiástica y la derecha política, su dependencia y paralelismo vital es tan grande que podríamos hablar incluso de retroalimentación, esa especie de sin ti no soy nada. Ese feed back, una especie de mutuas palmaditas en la espalda que sirven para avanzar, para dar apoyo, para corregir errores. Si mis fieles seguidores son tus potenciales votantes, no te preocupes que yo les diré que si no te votan están en pecado; a cambio tú, cuando mandes, me concederás toda clase de prebendas. Así de fácil. Entre esos tipos y yo hay algo personal, decía Serrat.

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