11 marzo 2014

Reflexión sobre los límites de la vida

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/03/11/reflexion-limites-vida/819610.html

 - incluso llegará algún día / cuando caiga la página /
en que nazca el terror de no tener / ya nada en que babear. /
de tener ya sólo miedo de la vida / y alegría de morir /
como una rata temblándome en la mano..

Leopoldo M. Panero


Hoy es oportuno comenzar con un recuerdo, hace diez años muchos reflexionamos sobre los límites de la vida. Tampoco sobra la cita previa del poeta que nos dejó hace días y hace años; no creo que le hubiesen agradado más flores, acudan a él sin prisas. Mientras tanto les propongo la lectura de La fragilidad de los cuerpos del argentino Sergio Olguín, una novela negra sin policías que comienza con un suicidio, no con un crimen, que no solo altera el formato clásico del género, sino que en esa misma alteración está produciendo un nuevo elemento a analizar, el narrador ha de ser más complejo: ya no solo deberá dar cuenta de las razones por las que el asesino mata, la víctima muere y el detective investiga, sino que a estos motores de la trama se le sumará el móvil del suicida. Toda una vuelta de tuerca al binomio eros/pathos de la novela negra que intenta indagar el límite entre matar y matarse, ya que entre una y otra acción existe un universo de causas y efectos, las relaciones entre amor, sexo, violencia y origen de clase social.
Mediante un narrador que abarca las diferentes perspectivas de los personajes, la historia comienza con el suicidio de un maquinista de trenes, un escenario marcado reciente e históricamente por los avatares del poder político, de las mafias y las luchas ferroviarias, los asesinatos y -los siempre menos relucientes- suicidios en las vías del tren. Verónica Rosenthal, la periodista, vislumbra detrás de ese suicidio no solo una realidad siniestra en el trabajo de los maquinistas -que deben lidiar con las muertes de quienes se arrojan a las vías-, sino también una organización criminal que apuesta con las vidas de niños provenientes de barrios marginales. La investigación de Verónica llega al encuentro con Lucio, un maquinista que le ayudará a desvelar los misterios que encubren el caso de los niños muertos y mutilados en las vías cada primer jueves de mes.
Entre los personajes también se encuentran un adicto en recuperación que quiere recobrar el amor de su hija y el de su mujer, un exfuncionario vinculado con la trata de mujeres y un entrenador de fútbol encargado de reclutar muchachos para el perverso juego en las vías. De esta manera, la trama se va desenvolviendo principalmente alrededor de una tesis, la relación simbiótica entre lo evidente y lo oculto que convive en el cuerpo y que encuentra su correlato en la forma mediante una historia que transcurre en el presente, y la otra, que de manera silenciosa, se va desprendiendo del pasado, la historia inhumada y la que sale a la superficie.
Ahora bien, para poder hacer de ambas un sólo relato es necesario que todos los cuerpos hablen, los muertos, y los vivos. En la novela, el cuerpo pasa a convertirse en protagonista, en todos los escenarios del crimen, desde el cuerpo infantil, al cuerpo del verdugo y el del suicida. Todos terminan siendo un único lugar donde se juntan, se despedazan y se manchan confundiendo la sangre.
Cada personaje vivirá a su manera este pasaje hacia el otro lado, ese pararse frente a las vías, pasar un límite y aguardar allí, expuesto al peligro por propia voluntad. A fin de cuentas, ese es el lugar más abierto de la llaga que propone la novela, el lugar del peligro donde se ha elegido estar y donde la única pregunta posible y repetida es la misma que se hacen los muchachos enfrentados al tren sobre las vías: ¿Cuándo se está a tiempo de saltar a un lado para preservar algo de la vida? ¿Cuál es el tiempo de parar la búsqueda que lleva a cruzar los límites? Al final quedará flotando la afirmación de Spinoza: "Nadie sabe de lo que un cuerpo es capaz"

04 marzo 2014

El problema es que sí nos representan

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/03/04/problema-representan/817469.html

Hacía tiempo que no seguía más o menos en directo el debate sobre el estado de la nación; un poco de ocupación y un mucho de desinterés fueron los culpables hasta este año en el que sí me decidí a hacer el esfuerzo y no conformarme con los refritos de los informativos televisivos.
Partía de la premisa de verme distanciado, de que no encontraría allí lo que escucho por la calle y, he de confesarlo, el pueblo español está allí representado. Evidentemente no apuraré mi argumento para decir que las proporciones de representatividad de los escaños coinciden con las que corresponden con las opiniones de la ciudadanía; podría usar el instrumento de las encuestas -y a estas alturas mi escepticismo crece- o podría endiosarme para conformar mi propia gráfica a partir de comentarios escuchados, mareas, manifestaciones o tertulias en los medios; pero sería tan poco rigurosa como los resultados demoscópicos.
El problema es que sí hay, pese a que a muchos les pese, una gran parte de la población a la que le trae al fresco que se modifique la ley del aborto, la ley educativa o se endurezca la reforma laboral, ¿por qué? simplemente, porque dentro de su burbuja no se vive ninguno de esos problemas de cerca. ¿Para qué va a dar explicaciones el presidente del gobierno sobre temas que preocupan a una minoría? Esa inmensa masa que mantiene una estabilidad económica, aunque sea de 426 euros, que reza para que la pensión se la sigan ingresando todos los meses, aunque sean 600 euros y haya muchas bocas que alimentar, esa legión de parados sin subsidio que sobrevive de la solidaridad o de la caridad ¿Qué explicaciones pide? Su hundimiento moral ya es tan grande que solo acude al dicho de "virgencita que me quede como estoy", veo tal grado de pesimismo y desesperación que no me extraña que Rajoy se permita el lujo de sobrevolar sobre los problemas reales del país y, sobre todo sacar pecho, prometiendo mieles para años futuros, que siempre habrá quien se lo crea, aunque sea el 30% de los votantes, que le será suficiente para seguir en el machito.
Evidentemente sí hubo quien salió a la palestra a desmontar demagogias y falsas promesas con datos objetivos e incontestables, de hecho desde el poder no se desmontaron; pero, aunque me tachen de pesimista, no veo que el discurso cale ni que la explosión de protesta que tendría que ser necesaria se visualice.
Es cierto que de vez en cuando ciertas protestas tienen eco, si los medios de comunicación lo permiten, pero el tejido social realmente perjudicado y que podría estar cargado de razones para poner el país patas arriba, se aleja cada vez más de las soluciones posibles y las imposibles son descartadas.
La salida a la emigración y la protección familiar actúan de freno ante la desesperación latente. Mientras tanto, al debate algunos fueron a hablar de su libro, esperando que su parroquia les haya escuchado y se fueron tan panchos con la misión cumplida.
En resumen, no sé si abundan más los avestruces o las cacatúas, si los que esconden la cabeza para no ver sus problemas ni los del vecino o los que releen repertorios que parecen sacados de la mala broma de Jordi Évole

25 febrero 2014

¿Vivimos un nuevo siglo de oro?

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/02/25/vivimos-nuevo-siglo-oro/815144.html

Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña
viene a morir en España
y es en Génova enterrado
Quevedo
No sé si revivimos el S. XVII, un siglo de pasmos, de glorias y de bancarrotas, de testas coronadas y cortesanos opulentos, de letras y armas, de honor e inmortalidad. Un siglo en el que la Inquisición sigue cabalgando sobre Don Quijote, en el que Quevedo se desgarra describiendo decadencia de reyes huecos, de Lope de Vega disolviendo tensiones entre la aristocracia todopoderosa y el pueblo en la miseria, aupando a una monarquía por encima del bien y del mal, de un Velázquez que nos vendieron pintando lanzas erguidas y picas victoriosas. Un Barroco de contrastes, de claroscuros, un Murillo de niños pobres comedores de dulce melón. Un siglo en el que sí hubo oropeles y lujos para unos pocos y en el que genios de las artes se alquilaban, en ocasiones, para sobrevivir y ahuyentar las penurias del pueblo llano en bancarrota.
Un estado gigante de pies de barro, el de los austrias ansiosos de poder y riqueza que se ahogan, nos ahogan con sus desatinos aristocráticos, ajenos a la nueva realidad naciente y que solo van dejando miseria en cada esquina. Un siglo de oro que nos describe la profesora Navarro Durán en su ensayo Pícaros, Ninfas y Rufianes, la vida airada en la Edad de Oro nos introduce en el submundo de la delincuencia y la picaresca conviviendo con la historia oficial. Un tiempo de subsistencia y honor entre ladrones que han dejado huella en el imaginario español. Obra a obra, hoja a hoja, hemos aprendido cómo fue aquel mundo (tan parecido ahora al nuestro) y cuáles eran las mejores formas de sobrevivir y no morir en el intento, aquella vida al margen de la ley. Todos los temas que aparecen, la miseria, los ladrones, las ninfas, lo escatológico y cruel? tienen como base obras legendarias nacidas en aquel momento. Si nos adentramos en las recónditas esquinas de las ciudades, sus pilluelos, tahúres, trileros, cárceles y matasietes cargados de hierro. Aprenderemos cómo fue aquella época sin par y de la mano de estafadores, ladrones y prostitutas nos dejaremos asombrar por cómo era aquel mundillo donde cada día que se vivía era una muesca más en la navaja de robar o degollar. Aprenderemos metidos en la miseria de las calles, cubiertas las botas de barro y a estar pendiente del "¡agua va!" no solo porque se vaciaran los bacines por las ventanas, sino porque la ronda de guardias acechara. Una referencia clara, entretenida y completa sobre el reverso más oscuro de aquel tiempo en el que en España no se ponía el Sol y donde un vuesa merced de más o de menos te podía llevar desde el reino de Caco al reino de Plutón.
Como ahora, no eran momentos para la cabeza fría, se actuaba en caliente, tras el embozo de la capa que ocultaba el rostro, como hoy tras los dígitos de oscuras cuentas corrientes ocultan personalidades. Las dagas manejadas hábilmente acuchillaban como los editoriales de hoy. Cuerpos que penden de la soga ante el populacho como se han de desnudar ante los tribunales hoy los rufianes y canallas que se declaran desconocedores de su próximo pasado.
En fin, así sentencia Chomsky avergonzándose de su país "el poder hegemónico ofrece la oportunidad de volverse un Estado rufián, (?) que contribuye a su propia decadencia por las heridas que se inflige a sí mismo".

18 febrero 2014

Vidas abortadas en Ceuta y espectáculos en Galicia

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/02/18/vidas-abortadas-ceuta-espectaculos-galicia/812801.html

Si la semana pasada leíamos a Galdós para refrescar la degradación de la España de la Restauración y su nepotismo, estos días no nos queda más remedio que tirarnos un poquito más al monte por los datos que afloran gracias a vídeos y pinchazos telefónicos.
Los primeros capirotazos han de llevarlos en sus testas el director general de la Guardia Civil y el delegado del gobierno en Ceuta, fue indignante el cúmulo de contradicciones, de verdades a medias, de amenazas de querellas por parte del paisano de Ferrol que dirige la benemérita;? supongo que ya habrán ido al confesor para que les perdone los pecados. No sé si las personas de color negro muertas son fallecimientos accidentales o abortos fuera de plazo para el señor ministro del Interior, el hecho de que se haya ordenado disparar humo, pelotas de goma o balas de fogueo contra negros con flotador, guardando -eso sí- la distancia reglamentaria de los 25 metros, como si fuesen patadones de bola de rugby o tiros libres de la NBA, merecerá también penitencia, código penal y dimisión.
El lenguaje políticamente correcto no se abandona, estoy esperando que a alguno se le escape lo de "afroamericanos" en vez de "subsaharianos", creo que lo mejor sería inventarse lo de "afroeuropeos", pero no cundirá la idea, ya que parece que la clasificación de europeo cae en desgracia y ya lleva dos o tres subdivisiones o escalas: de primera, de segunda?entre los blancos con pasaporte y ciudadanía europea. Menos mal que los suizos, ingleses y otras hierbas usan métodos pacíficos para deshacerse de los indeseables europeos del sur que les lleguen con el máster en un sobaco y la fregona en el otro, escapando de su país en el que el máster no les sirve para nada y para la fregona tienen la complexión física poco desarrollada.
Y hablando de divisiones, uno de estos gerifaltes del Ministerio del Interior habló de que eran fornidos y musculosos los que se aventuraban al naufragio, seguro que si les hubieran hecho una prueba física para ver cómo jugaban al fútbol, en cuántos segundos hacían los 100 metros o su habilidad para golpizas pugilísticas, es posible que hubiesen tenido permiso de trabajo y residencia en cualquier comunidad autónoma, incluso de las de pedigrí nacionalista pese a que no hablasen la lengua del país.
El segundo pasmo semanal viene relacionado, otra vez, por las tramas de frivolidad y concupiscencia receptora de diferentes personajes públicos de las capitales gallegas a la hora de acoger agasajos por parte de las empresas beneficiarias de los servicios públicos privatizados. He de decir en su defensa que, por lo de ahora, no ha aparecido nada parecido a la Gürtel o a los trajes de Camps, pero algo huele a podrido en tanto enchufe, tanta botella de champán francés, y vino de las orillas del Duero con recuerdos sicilianos, de joyerías con ositos y bolsos con más valor que el arca perdida, todo de precios estratosféricos a la hora de felicitar las pascuas, cuando el resto de los mortales mandamos cinco euros de lotería, un libro o un chiste malo por WhatsApp.
Seguramente episodios de estas características merecerían las oportunas dimisiones; pero ya se sabe que desde tiempo inmemorial, curas, médicos y maestros -además de alcaldes y caciques varios- fueron beneficiarios de los productos del país. Ese polen sigue siendo transportado de generación en generación, aunque cambien los protagonistas

11 febrero 2014

Galdós y los dibujos animados

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/02/11/galdos-dibujos-animados/810456.html

Hoy les confieso un poco de aburrimiento y desidia, pocas ganas de trabajar. ¿Para qué exponerse al folio? Es monótono y, por lo tanto, optaré por la faena menos complicada, la que ya está escrita, la que desde hace años nos ilumina y es imposible dejar de tener como referente; la que es imprescindible recordar y leer cada vez más, con permiso de la directora del periódico y de don Benito.
No sé qué habrá pasado con la hija del rey en Mallorca, la verdad es que me importa poco. Me provocan más ira las declaraciones de ciertos personajillos de medio pelo de la política local, regional, incluso nacional que salen al paso de las denuncias de enchufes y mordidas (pokémones y pikachus) con declaraciones del tipo de "quién no haría lo mismo por un amigo que se encuentra en apuros" y lo dicen desde un puesto público, pagado por todos, cómo no va a hacerlo, si es de los suyos y está en apuros -o no-, se llama a la empresa concesionaria del servicio público privatizado y se le coloca, ¡vamos hombre, faltaría más! ¡Hoy por ti, mañana por mí!
La verdad es que todos estos procesos a los que ponen nombres de dibujos animados nos retrotraen al Galdós más puro y genuino; como les he prometido citas, ahí va la primera en la que reflexiona sobre la actitud y comportamiento de los partidos conservador y liberal durante el XIX: "Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta. (?) No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos...". Benito Pérez Galdós, Cánovas (1912).
No es mi intención extrapolar contextos, Cánovas y Sagasta no son el ramillete que nos gobierna, pero se non é vero é ben trovato.
Son varias las novelas (Miau, La desheredada, Tormento, La de Bringas, Fortunata y Jacinta...) en las que podemos encontrar la figura del cesante, aquel contratado por las administraciones con criterios clientelares, que tuvo solución con la implantación de la función pública independiente de los vaivenes políticos y que hoy vemos en peligro con las privatizaciones y los enchufes crónicos.
Muy interesante esta dura crítica que publicó Galdós contra el sistema político de la España de la Restauración. Sorprende su vigencia, más de un siglo después. En todo ese tiempo España ha cambiado mucho, ciertamente, pero, según vemos, muchas cosas siguen siendo esencialmente iguales, ya aparecen de nuevo los cesantes en las empresas concesionarias, cuando las elecciones provocan el cambio de turno. Recordémosle otra vez en La España de Hoy (1901): "Llegado el momento de abrir bien los ojos y de ver en toda su desnudez y fealdad el error cometido, ¿puede un país ser indefinidamente testigo y víctima callada del mal que padece sin ponerle remedio? Imposible. Los hombres de más saber político reconocen que así no se puede seguir, y forcejean dentro de la red que ellos mismos han tejido, y que les entorpece para toda obra grande de reforma. Pero ninguno se decide a romperla con arte, destruyendo siquiera alguna malla por donde sacar un dedo, después una mano, y llegar por sucesivas rupturas de hilos a la libertad de esta desgraciada nación, esclava de lo que aquí llamamos caciquismo, tristísima repetición de los tiempos feudales y de las demasías de unos cuantos señores, árbitros de los derechos y de los intereses de los ciudadanos".

04 febrero 2014

Un ejemplo novelado de convivencia en el País Vasco

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/02/04/ejemplo-novelado-convivencia-pais-vasco/808128.html

Ya ha llovido lo suyo y sigue habiendo diversas opiniones sobre la necesidad de la pacificación, de la convivencia en el País Vasco. Me convencen los que se empeñan en que las soluciones inmediatas no servirán, que los problemas familiares, de vecindario, de peñas y pandillas tienen heridas profundas que no cicatrizarán mientras no haya voluntad y no pasen un par de generaciones entre la violencia y la posible convivencia. Los más lúcidos no ocultan la base de la solución, la educación, mientras no se cree el marco adecuado y se desmitifiquen los tabúes, desde las guerras carlistas, el problema tardará en resolverse.
Esta reflexión prestada tiene un corolario, no se puede censurar el debate, la información, a los escolares; la historia próxima pasada, como la ya más ausente de testigos, ha de estar presente en las escuelas e institutos. La juventud que vive en el País Vasco no puede verse privada del conocimiento que se hurtó a varias generaciones sobre lo ocurrido en la guerra civil en el resto de España y sobre el terrorismo en las últimas décadas.
Desde hace tiempo, y últimamente se agudiza la polémica, el problema de todas las víctimas dentro y fuera del País Vasco está en la punta de iceberg repleta de piedras arrojadizas entre los que aún no han superado el duelo de sus muertos. El terrorismo ha remarcado y puesto fronteras ideológicas, políticas e, incluso lingüísticas, a la convivencia en los entierros y funerales; hoy, con las excarcelaciones forzadas por la legalidad, ahondan en la herida de la que se aprovechan buitres políticos de toda calaña. La herencia franquista y su represión en una larguísima posguerra han abonado unos prados en los que crecen los rencores y la justa memoria, pero que no es exclusiva de los vascos y tiene ya muchas referencias literarias, hoy comentaremos alguna.
Mi experiencia con la obra de Ramiro Pinilla nace leyendo y conservando Antonio B...El Rojo, ciudadano de tercera desde 1978, allí se narra, desde el realismo puro, la historia de un leonés del medio rural, con vivencias duras, que le apartan de su entorno, sus enfrentamientos con la autoridad, con su vecindario, maltratado por todos, por cárceles y penales hasta que llega a Vizcaya, donde recompone su vida. Es una posguerra realista, repleta de emoción.
Desde entonces, evidentemente he seguido la trilogía Verdes valles, colinas rojas, plagada de premios y reconocimientos tardíos; siempre desde su zulo, desde su autopublicación, de su casi clandestinidad.
Pinilla inicia la saga de Samuel Esparta, en homenaje al Sam Spade de Hammett, personaje que protagoniza un par de novelas (Solo un muerto más en 2009 y El cementerio vacío en 2013). El protagonista no es más que un librero, escritor y detective por necesidad que se ve envuelto en peripecias del Getxo de la posguerra, Sancho Bordaberri, al que siempre acompaña su contrapunto, su ayudante Koldobike, como escudera, secretaria, ayudante en la librería, digamos que un dúo como el par de manchegos cervantinos.
En la que nos ofreció hace unos meses encontramos la muerte de una chica, el maketo preventivamente acusado sin juicio, la represión?nos enredan en la trama del asesinato por amor que quiere justificarse por razones étnicas, políticas y fronterizas. La clave la hallaremos en la leyenda tradicional, cuando una joven muere, será enterrada y destinada a que sus restos sean absorbidos misteriosamente por el Cantábrico, mientras algunos tratan de envolver su muerte en conspiraciones absurdas que dejen una tradición a salvaguarda en la cual los malos vienen de la otra orilla. En resumen, no hay convivencia normalizada aunque las indagaciones y esclarecimientos de nuestros protagonistas ponen su granito de arena para conseguirla.

28 enero 2014

De ombligos y consultas

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/01/28/ombligos-consultas/805865.html

Hubo una práctica mística de ciertas sectas religiosas (...)
llamada "onfaloscopia" o "contemplación del ombligo" (...)
los piadosos practicantes se pasaban las horas esperando encontrar la perfección.

Rafael Sánchez Ferlosio, La hija de la guerra y la madre de la patria (2002)


La empresa que controla en España el embotellado del refresco más popular del mundo parece que ha decidido que le sobran trabajadores, pese a que me da en la nariz que se trata simplemente de buscar un mayor incremento de beneficios en el balance. La tal entidad tiene plantas en varias comunidades autónomas y según sus cuentas ya señaló con el dedo a las que les tocaba la lotería del cierre. Me dirán que esta no es la última palabra y que la contraparte se levantará y dará algún golpe en la mesa de negociación; pero la estrategia del divide y vencerás ya he visto que hace efecto en algún político regional e, incluso, en algún trabajador que ve que de esta vuelta se salva de la quema. Solidaridad en estado puro, ¿no?
Estamos llegando al extremo de torearnos unos a otros con los respectivos pendones y estandartes patrióticos dejando como señuelo buenas promesas de felicidad, como la que produce el famoso refresco, y ocultando los males que traen las fronteras.
Seguramente han escuchado y leído últimamente bastantes referencias al referéndum sobre la independencia de Escocia. Es una convivencia, a veces cordial, otras con asperezas, la de los ingleses con sus vecinos del norte que da muchas vueltas a lo largo de la historia, o de las historias, según quien la escriba. El caso es que desde principios del XVIII ambos parlamentos deciden la unificación, disfrutando -desde hace poco- en el norte escocés de competencias varias, no tan amplias como las reguladas en España.
Pero hete aquí que hace unos años los nacionalistas escoceses encuentran un argumento irrebatible para declararse más o menos independientes y digo más o menos porque no renuncian a la libra esterlina, a la monarquía, ni quieren ser ovejas negras en el mapa de Europa. La promesa de la creación de un país más democrático, próspero y justo fue la razón que Alex Salmond, líder del Partido Nacional Escocés (SNP), esgrimió cuando presentó el llamado Libro Blanco, en el que fijó los objetivos sociales, políticos y económicos en un eventual estado independiente, que vería la luz en marzo de 2016. Evidentemente este hábil predicador habría de presentar números para convencer a sus convecinos de que en septiembre le apoyen en sus postulados; pues bien, los números salen del petróleo y el gas explotados en lo que serían aguas exclusivas del territorio escocés; argumenta que, si en vez de disfrutar de esos beneficios en todo el Reino Unido, se repartiese solo entre los cinco millones, más o menos, de escoceses, su renta per cápita podría ser durante unas generaciones como la de los noruegos.
Ante tan poderosos y razonables silogismos, Londres, con mucha flema, responde que sí, que se lo lleven si quieren, pero que antes de nada habrá que hacer cuentas de lo que el resto del país ha invertido en mantener el nivel de vida actual en Escocia, que lo de la ley del embudo no funciona.
Todo esto les suena a política muy próxima, pero no solo asumida por la derecha nacionalista, sino pregonada también por la supuesta izquierda que se presenta ante las siempre futuras elecciones, como defensora de su taifa, buscando adversarios en los vecinos.