25 mayo 2010

Dolores Medio viene a cuento

Dolores Medio (1911-1996) fue una novelista, ahora olvidada, que tendría que volver a leerse con curiosidad. De la clase media ovetense e infancia acomodada, pronto huérfana de padre, trabaja para poder estudiar Magisterio y el Sitio de Oviedo llega cuando se prepara para entrar en la facultad de Letras. Como tantas maestras fue destituida tras la guerra por sus ideas renovadoras de la enseñanza y, cuando consigue regresar a la escuela, es incapacitada para la función directiva y de confianza. Desde sus doce años, cuando escribe Egoísmo, no cesa de producir teatro infantil, cuentos?hasta el 1945 en que consigue el premio Concha Espina con Nina. A partir de entonces, ya en Madrid, estudia Periodismo, pero no logra poder dejar la enseñanza hasta que en 1953 le otorgan el Nadal con Nosotros los Rivero en la que rememora el Oviedo revolucionario de su infancia y juventud. (Pregúntense cómo pasaban aquellas cosas con la censura triunfante, es curioso y otro día lo comentamos. Hay quien dice que el régimen no tenía una maldita pluma a la que darle los premios y que, por lo tanto, la oveja descarriada que mejor disimulase se lo llevaba de calle. Otros dicen que los censores eran analfabetos funcionales). Después llegan más novelas; pero como estos días se habla de lo que se habla, voy a referirme hoy a una de ellas solamente: Funcionario público de 1956, aunque sería un bellaco si no citase sólo de pasada Celda común, publicada en 1996, narración autobiográfica prohibida en 1963 por la censura franquista, que relata su paso por la cárcel tras participar, en 1962, en una manifestación solidaria con los mineros asturianos en huelga. Dolores Medio merece aún muchos estudios como el de Lucía Montero (Madrid, 2000) en el que se la reconoce entre un amplio abanico de novelistas del realismo social muy poco reeditadas y de gran tirada en su contexto económico y social, las conocidas -Martín Gaite, Elena Quiroga, Ana Mª Matute...- o las menos -Concha Alós o Carmen Kurzt- ; pero volvamos a los empleados públicos porque Funcionario público es la primera obra escrita por una mujer en la que hay un narrador objetivo en tercera persona que cuenta la vida de Pablo Marín, funcionario de Correos que malvive con su mujer, Teresa, en un piso compartido, comparten también la rutina, se agobian, han de dejarlo, buscan algo mejor, mas no pueden pagarlo, recaen en otra habitación, ella lo abandona, vuelve la rutina. El tema no tiene nada de original en la España de los cincuenta, un problema que afecta a gran parte de la población, la carestía de la vida y de la vivienda, una vida vulgar, como la de tantos hoy para los que, funcionarios o no, compartir techo es una realidad sin disculpas. Ambientar hoy esta novela sería una bomba, sin embargo sorpréndanse, su expediente de autorización de 1956 tarda ocho días en ser despachado por la censura como "novela ambientada en Madrid, época actual, donde se pretende reflejar la vida mediocre en la que un funcionario que tiene que luchar diariamente para atender a los gastos familiares y dentro se enlaza un breve suceso de interés femenino hacia una desconocida persona". No me digan que este censor no era un visionario.

18 mayo 2010

¿Quiénes son los verdaderos antisistema?

La peor forma de injusticia es la justicia simulada. Platón Observen cómo se van colocando los peones en el tablero y si lo recuerdan o lo han estudiado, piensen cómo estaban situados en los años de los Pactos de la Moncloa. En aquel momento, hace treinta y tres años, el personal estaba resignado a una inflación galopante y desorbitada y a una inestabilidad gubernamental de traca, había una cierta curiosidad por saber qué sería aquello de la democracia por venir de una vez, aquella especie de panacea que curaría todos los males; pero sólo los observadores más avispados estaban pendientes de por dónde vendría el golpe de estado, si tendría que salir corriendo o si sería un golpe blando. La economía, aquello era la simple subsistencia en un país en vías de desarrollo al que le salían los ojos de las órbitas cuando conseguía ver más allá de los Pirineos, de verdad o porque se lo contaban. La necesidad obligaba y el acuerdo del amplio espectro político y social de los protagonistas del momento aún está sin valorar, todos sabían que la cosa estaba mal y sin grandes mortificaciones ni autoloas pergeñaron el texto que seguramente nos tiene hoy aquí coleando, algunos de sus actores siguen en activo y con luces suficientes como para ver dos palmos más allá de sus narices, poco caso se les hace cuando detallan la situación actual como de emergencia. Como siempre, entonces ya pululaban, además de los golpistas, grupetes que sacrificaban la vida a la utopía y que eran calificados como antisistema, renegaban de todo lo que oliese a pacto social, la revolución o nada. Ninguno de los extremos se llevó el gato al agua. Es cierto que en aquel momento sí había modelos por los que guiarse, consejeros que no te venderían, también es cierto que la crisis actual carece de referencias y recetas; pero lo que sí se repite son los antisistema. Naturalmente no estoy refiriéndome a las pandillas de violentos que vimos en Atenas hace días y que aparecerán en breve en nuestras calles; sino a los que, desde que tenemos TDT, inundan las pantallas de tertulias incendiarias, a los que desde las tres cuartas partes de la prensa incitan a la rebelión a los colectivos que van a sufrir recortes. No me digan que no es verdad, que los guardias siempre corrieron detrás de los cacos y no como ahora. Estos son los verdaderos antisistema, son los que quieren cargárselo y están haciéndolo a conciencia, puesto que, vamos a ver ¿cuál es el verdadero objetivo de estos grandes especuladores? ¿elecciones anticipadas? No, faltaría más, Zapatero está amortizado ya. El verdadero objetivo son los servicios públicos concebidos como tales desde que existe lo que venimos en llamar Estado de bienestar, esa universalidad asistencial de la que nos beneficiamos desde hace pocos años y que para ellos no es más que un buen yacimiento de negocio. La prueba del algodón ya se la adelantaba la semana pasada ¿era tan malo el documento de Pacto de Estado por la Educación aceptado por todos menos por los de siempre? Siempre es posible otra vuelta de tuerca y para muestra, sólo hace falta ver el espectáculo internacional que estamos dando con Garzón, esta vez sí que ha triunfado el golpe.

11 mayo 2010

¿Saben cómo se llama el perro de hortelano?

Es gallego y fue ministro de Educación, uno de los personajes más irresponsables del escenario político actual. Un sujeto tan falso que es capaz de reunirse con el presidente del gobierno un día, presionado por todos los poderes económicos habidos y por haber, porque las bolsas se están pegando el batacazo del siglo, porque las ruinas del Partenón van a ser un chiste comparado con los que puede quedar aquí en pie. Es ese ejemplar que después de meses y meses negociando y mareando la perdiz con la posibilidad del Pacto de Estado por la Educación, después de que las contrapartes -tapándose la nariz y mirando para otro lado- fuesen tragando que los curas pillasen más cacho de su negocio se descuelga ahora con que no le llega, que no significa un cambio real en el sistema. A Rouco no le llegaba. Yo no sé si alguno de ustedes le seguirá dando crédito al mejor amigo del hortelano, pero desde mi punto de vista no se lo merece. Los esfuerzos de los que hoy tienen la sartén por el mango y podrían hacer del sistema lo que les viniese en gana fueron amplios y generosos, las cesiones fueron, quizá, excesivas, y todo para llegar a la conclusión de que este sujeto sólo piensa en el lugar que quieren ocupar sus clericales protectores dentro de unos meses. Todos sus diagnósticos y deseos de consenso son absolutamente falsos, se está aprovechando de las desgracias sobrevenidas y provocadas por sus buenos amigos banqueros y dueños del ladrillo para recortar derechos y que el gobierno le haga trabajo sucio. Pero ha de tener dos cositas muy claras, una de ellas es responsabilidad absolutamente suya: cuando él era ministro del ramo fue el culpable de dinamitar las competencias del Ministerio de Educación y terminar de repartirlas por las CCAA ¿ya no se acuerda?, un poco tarde para pedir que vuelvan al ministerio. La segunda, seguramente podrá llegar a la Moncloa y en la campaña electoral tratará de prometer el consenso educativo, por respuesta se va a encontrar con un corte de mangas contundente, le creerán los del incienso y el del tambor. Él lo sabe, sabe que minar el sistema público, sabe que destruir y degradar la red de centros educativos que el Estado garantiza a todos los ciudadanos, es contrario a su liberalismo de libro y los intereses económicos de los empresarios del sector; pero en esta sociedad de tartufos, sigue teniendo seguidores hipócritas beaturrones. Mas hay una tercera en discordia, siempre la hay y, en este caso, son las CCAA que dependen en gran medida de los fondos que el Ministerio de Educación ofrecía en este pacto para el desarrollo de programas educativos de elevado coste y, sobre todo, muy resultones electoralmente (ordenadores, refuerzos educativos?). Espero que el ministro tenga el buen sentido de negar el pan y la sal a todos aquellos consejeros autonómicos, incluido en gallego, que no firmen lo que queda del pacto, dura lex, sed lex. Sólo me queda espacio para una breve reflexión: la reforma de la FP hay que llevarla a buen término, los desaguisados del ladrillo que vaciaron los institutos no pueden permanecer sin un remedio que recupere a los expulsados por la fiebre del oro.

04 mayo 2010

Estado y mercado en las escuelas

Estos días la gestión educativa vuelve a estar en el candelero, son varios los factores que contribuyen a tal disposición, en primer lugar y como todos los años estos son los momentos en los que los padres de los niños y niñas de tres años buscan la mejor opción para escolarizar a sus criaturas siguiendo variados criterios, a saber, la confesión religiosa o laica del centro, los servicios de comedor o de atención temprana, la distancia al domicilio familiar, laboral o de los abuelos; cualquiera de ellos es válido, pero pocos son los que pueden escoger en realidad y con conocimiento consciente del producto a su alcance, puesto que en la mayor parte de los casos se busca un buen albergue donde se puedan aparcar los críos mientras la casa está vacía por motivos laborales. En este periódico veíamos el viernes el estado de la demanda de matriculación en los centros de la ciudad y saltaban a la vista un par de detalles, los centros públicos aportaban todos los datos de peticiones u ofertas de forma que sabemos los que tienen más de una cosa o de la otra y, por el contrario, los concertados -un buen puñado de ellos- ocultaban esta información. Con todos los respetos esto es intolerable, evidentemente no tienen obligación de decir la verdad a este periódico, ni siquiera de contestarle, pero siendo centros escolares sostenidos íntegramente con fondos públicos, tal actitud hace sospechar que esa falta de transparencia, ese oscurantismo, esa opacidad también se ponen de manifiesto ante la administración y los criterios de matriculación -los mismos legalmente para ambas redes- se los pasan por el arco de triunfo los reverendos y reverendas y algún laico camuflado que también quiere seleccionar a sus pupilos según el saldo de la cuenta corriente de sus papás. También estos días sale en los papeles la escasez de voluntarios en los centros públicos para hacerse cargo de los equipos directivos. La verdad es que son pocos los incentivos, escasa la recompensa social, menguado el apoyo institucional y abundante el trabajo como para que un docente deje parcialmente su trabajo para dedicarse a la burocracia y a la dirección, es decir, hay un problema de gestión de personal y dineros públicos que tampoco se hace de forma idónea, ¿con total transparencia? Sin duda, pero sin la eficacia debida. Seguramente el Estado, las administraciones, han de repensar la función de los profesionales que se dedican a la gestión educativa; nuevos perfiles dotados de autonomía suficiente para la gestión de los recursos y la configuración de equipos cohesionados, con criterios de eficacia, que sean objetivamente evaluados y recompensados. En resumen, van tomando cuerpo aquellas ideas de los que piensan desde hace tiempo que el Estado ha de entrar a saco en la escuela concertada para garantizar que el dinero público se utiliza de forma correcta y no clientelar, que los preceptos legales son los que rigen por encima de idearios privados, que se garantiza la no discriminación en el momento de la matrícula y la igualdad de oportunidades. Asimismo, el mercado, los criterios de una buena empresa consciente de su responsabilidad social corporativa, han de entrar en la escuela pública, la competencia entre quienes, en igualdad exquisita de oportunidades y recursos, tengan voluntad de alcanzar metas que compensen esfuerzos y puedan ofrecer a la sociedad sus resultados sin complejos.

27 abril 2010

De tajos, lenguas y meditaciones

Un estudio de una universidad americana, en Carolina del Norte, dice demostrar que los seres humanos, con tan sólo un ratito diario de meditación, somos capaces de mejorar nuestras capacidades cognitivas, sin largos y pesados entrenamientos, siguiendo la técnica del mindfulness, que consiste en tomar una actitud de atención y conciencia plena, de presencia atenta y reflexiva, 20 minutos diarios durante cuatro días. Tras este periodo de tiempo dicen que se constató un significativo aumento en sus habilidades cognitivas clave y para demostrarlo fueron sometidos a gran cantidad de tests, con los que se evaluaron su estado de ánimo, su fluidez verbal, su procesamiento visual y su memoria de trabajo. Al mismo tiempo argumentan que exploraciones de resonancia magnética del cerebro, permitieron demostrar que la meditación potencia las relaciones entre la estructura del sistema nervioso central, la corteza cingulada anterior del cerebro y el sistema nervioso parasimpático, lo que a su vez potencia la conexión mente-cerebro. Como pueden suponer esto es una bomba, no sé si se pueden imaginar a los negociadores de la fusión de las cajas de ahorro tomándose estos veinte minutos de reflexión de lunes a jueves, los resultados podrían dejar a Rodrigo Rato, a Blanco y a Feijóo embobados en el pasmo. Las tiene que estar pasando muy canutas el rey de Bélgica, Alberto II. Tenían un gobierno de cinco partidos, tres valones y dos flamencos, se quedó en cuatro en menos de cinco meses y todo ello con el 96% de deuda y el 20% de paro, pero el verdadero tajo que se puede llevar por delante el país es el conflicto lingüístico entre francófonos y flamencos, sobre todo en el amplio distrito de Bruselas donde conviven ambas comunidades; digo lo de convivir por decir algo, ya que el mismísimo país se puede ir al garete porque los flamencos basan sus razones el principio de territorialidad, esta tierra es mía y aquí se habla lo que yo digo y los valones argumentan que son personas que pueden hablar francés y ejercer sus derechos en esa lengua, los educativos, los administrativos, a fin de cuentas sólo porque son 100.000 francófonos sólo en 35 comunas de Flandes. ¿No sé si les suena esto a conocido? ¿Se imaginan que Didier Reynder, el mediador real, dedicase sus energías a pillar por las orejas a los líderes de semejante conflicto y les obligase a meditar los veinte minutos diarios de marras? A lo mejor el tajo que impide la convivencia se podría suturar y la racionalidad supuraría de la misma cicatriz, pero la extrema derecha nacionalista crece y crece. El mismísimo río Tajo sigue siendo fuente de conflictos y acaba de enconar las relaciones entre castellanos y levantinos, porque de un tiempo a esta parte el agua ya no es un bien público, sino un recurso electoral; en vez de ser el gobierno de la nación el que destine el caudal a donde objetivamente fuere necesario, ahora es un virrey el que se queda con la que pase por su finca y otro la reclama para sembrar cemento. Una buena ración doble de meditación parece que hace falta también en el asunto este de las aguas para beber y para los campos de golf. Cuentan que el Santiago Carrillo de avanzada edad y lucidez, achaca su buena salud intelectual a que dedica por lo menos dos horas diarias a leer, de verdad, y otras dos a escribir, de verdad. Puede ser que ese método le sea útil sólo a él, pero no vendría mal que los personajes a los que nos hemos referido hoy lo probasen, daño no les haría. www.lafelizgobernacion.blogspot.com

13 abril 2010

Leña hasta que aprendan

Creo recordar que fue el hispanista Gibson quien en los primeros 80 publicó El vicio inglés, un refrescante volumen en el que se regodea recordándole a sus compatriotas que se comportaban como auténticos sádico-masoquistas en las escuelas y en las familias golpeando con soltura a las criaturas y aplicando así la única disciplina que les cabía en la cabeza desde la era victoriana. Claro que el nombrecito se lo ponen los franceses en venganza de que se les culpe siempre del llamado mal francés referido a las enfermedades de transmisión sexual. Polémica nacionalista aparte entre las dos orillas del Canal de la Mancha, parecía que las cosas se habían calmado desde que Tony Blair promoviera la prohibición del castigo físico en los colegios. Incluso más, la profesora Briones hizo público el estudio de los informes emitidos por la Cámara de los Lores en los años 2002 y 2005, para decidir si los padres tienen derecho a delegar la facultad de infligir un castigo razonable sobre sus hijos en profesores de escuelas cristianas independientes. Los padres alegan que este modo de educar a sus hijos es una cuestión de conciencia, un deber sagrado que se basa en el Libro de los Proverbios. Afortunadamente tras el debate, se decide que las sentencias del Tribunal de Derechos Humanos, la ley de derechos humanos inglesa de 1998, el Convenio Europeo de Derechos Humanos y la ley de los niños de 2004 protegen los derechos de los niños por encima del derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones religiosas, limitando también el ejercicio de la libertad de conciencia de estos padres cristianos. No quiero caer en la tentación de extrapolar estos argumentos para comentar ciertas recetas de la jerarquía católica y la patronal de la escuela religiosa sobre la libertad de enseñanza y de elección de centro, pero cuesta trabajo resistirse. También sería muy fácil sacarle punta a los abusos de autoridad que se enmascaran tras los delitos de violación de menores por parte de los clérigos en los que los padres depositaron su confianza -sí, violación y no meros tocamientos-, que encharcan las páginas de los periódicos estos días y ante los que sólo hay golpes de pecho de variados fariseos. Pero como se dice habitualmente, todo es susceptible de empeorar y a la mínima empeora, empezando por el Reino Unido donde de nuevo, con el fin de evitar la disrupción y la indisciplina, el gobierno propone restaurar la normativa que permita a los maestros usar la fuerza a fin de evitar que se perturbe el orden en los centros de estudios. El ministro de Escuelas, Infancia y Familias, Ed. Balls, espera la luz verde para hacer que un uso razonable de la fuerza contribuya a poner fin a una cultura en la que los profesores sin autoridad a menudo queden sin poder para hacer frente a situaciones difíciles. Seguramente habrá que darles la razón a aquellos viejos psicoanalistas que argumentaban contra las chaparretas por su connotación sexual. Cualquiera que haya sufrido castigo físico y mantenga el sentido común mínimamente saludable, no tendrá dudas a la hora de tomar posición frente a estas aberraciones. Para los casos extremos siempre está la justicia, en Cataluña lo hemos visto recientemente.

07 abril 2010

Miguel Hernández y el mito (y II)

Continuamos hoy con el comentario que merecen los estudios que nos llevaron a cierta desmitificación de Miguel Hernández como poeta-pastor, como poeta-amante o como poeta-soldado. (Miguel Hernández, pasiones, cárcel y muerte de un poeta, Madrid 2002, JL Ferris) La evolución de Miguel Hernández en su segunda etapa es la del rechazo al radicalismo conservador de Sijé y el de las relaciones con algunas de las cumbres de la literatura del momento; con un García Lorca, acabó evitándole, debido a la casi tirana petición de ayuda para su poesía y para el estreno de sus obras teatrales, con Cernuda, cuyo espíritu dandy le distanció de Miguel por su aspecto, comportamiento e indumentaria, con Vicente Aleixandre, Pablo Neruda, José Bergamín y María Zambrano, entre otros. Es el momento de El rayo que no cesa, la que se dice cima de su poesía amorosa; mas aquí también tenemos que desmitificar la importancia de la inspiración femenina de los poemas que componen la obra, hasta hace poco tiempo estaban supuestamente pensados la mayoría para Josefina Manresa -luego esposa de Miguel-, seguramente también ha de quedar relegada la poeta murciana María Cegarra y queda como musa inexcusable la todopoderosa Maruja Mallo, a ella sin duda corresponde la dedicatoria: "A ti sola, en cumplimiento de una promesa que habrás olvidado como si fuera tuya". El mito del poeta-amante parece que se acerca más a la realidad. La tercera época corresponde a la politización en sentido estricto, tras un cambio ideológico que se expresa en el poema Sonreídme, verdadera confesión general donde Miguel se declara liberado de la educación conservadora y religiosa que le impedía contar lo que cuenta en Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1939); mas aquí también tenemos verdades a medias que matizan la vida militante del poeta, por ejemplo, sabemos ahora cómo se había situado en el Segundo Congreso Antifascista celebrado en Valencia en 1937, en la actitud más liberal y firmando la célebre Ponencia colectiva donde, junto a firmes declaraciones de adhesión a la República, se pone en cuestión el valor absoluto de la literatura-propaganda y se reivindica la independencia creadora del artista libre de tutelas de partidos o instituciones. También tardamos en saber que los últimos coletazos de la guerra enfrentaron a Miguel, combatiente de primera línea, con los dirigentes de la Alianza de Intelectuales. Esa disidencia, tal como la interpreta Ferris, pudo haber sido la causa de que no se refugiara en la embajada de Chile, ni fuera incluido en la evacuación a Elda. Otros supuestos benefactores tampoco quedan en buen lugar, se refuerza en cambio la de José M. de Cossío, pues su informe fue determinante en la liberación de Miguel en septiembre de 1939, y luego consiguió la conmutación por Franco de su condena a muerte, al haber logrado la intercesión de Rafael Sánchez Mazas, José M. Alfaro y el general Varela. Finalmente, la revisión de la etapa carcelaria, última de la vida de Hernández, pone de manifiesto que no fue ejecutado para librar al régimen de Franco del impacto publicitario de lo que habría sido -y esta vez con plena responsabilidad institucional- una repetición del asesinato de García Lorca, se le dejó morir premeditadamente por falta de atención médica y de acuerdo con la política penitenciaria que en aquel entonces fomentaba la eliminación de la población reclusa por supuestas y prefabricadas causas naturales, al no haber aceptado Miguel la oferta de convertirse en un poeta públicamente arrepentido y amaestrado al servicio del franquismo, a la manera de Leopoldo Panero.