24 enero 2014

¿Quién sería Miguel Servet hoy?

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/01/21/seria-miguel-servet-hoy/803635.html


Creo recordar que en los viejos libros de texto Miguel Servet era presentado como un mártir condenado a la hoguera por Calvino en la Ginebra del S. XVI y se dejaba intuir la idea de que su martirio había sido causado por haber descubierto la doble circulación de la sangre, el papel de los pulmones en ese proceso de purificación y transporte de oxígeno. Después de estudiar aquella lección terminábamos con la idea de que el médico aragonés era un buen católico que había sido víctima de las herejías del perverso protestante Juan Calvino y otros parientes luteranos similares.
Nada se nos decía de su espíritu crítico dentro del cristianismo del momento que le lleva a ser perseguido y condenado en rebeldía por la inquisición de los papistas. Servidor no tiene noticia clara del personaje hasta dos obras de Alfonso Sastre, la narración Flores rojas para Miguel Servet y una obra de teatro sobre ese personaje M.S.V. o La sangre y la ceniza. Allí Sastre muestra su admiración ante el ejemplo que Servet dio al mundo comportándose como un verdadero héroe a la altura de los grandes personajes de la tragedia griega, que era un pobre hombre feo y cojo, digámoslo así, además de un notable médico, un estudioso cirujano y, sobre todo, un gran teólogo. Sus estudios anatómicos ya los había descrito mucho antes el médico árabe Ibn al-Nafis (autor también de un Tratado sobre el pulso) y, por otra parte, el descubrimiento no se aceptó en el mundo científico hasta que lo presentó el doctor Harvey, que publicó en 1623 su obra Sobre la circulación de la sangre y el movimiento del corazón.
Pero en sus persecuciones esto nada les importaba a papistas y calvinistas. Lo que les indignaba es que él fuera "antitrinitario" y que dijera, el muy bruto, que la llamada Santísima Trinidad era como "un perro de tres cabezas", que no se bautizase a nadie hasta ser adulto y, en fin, que le pareciera una tontería creer que Jesús era "hijo eterno de Dios" ("¡Si es hijo, no es eterno; ignorantes!", clamó). Esa fue su gran heterodoxia y la causa de su quema, primero en Francia "en efigie", pues escapó a tiempo, y después presentándose en Ginebra de forma suicida a defender sus ideas ante Calvino y no renunciar a su librepensamiento expuesto en sus obras ante la hoguera real.
Hoy les recomiendo la lectura de El médico hereje (Planeta, 2013), una excepcional recreación novelada de esta historia firmada por el profesor José Luis Corral Lafuente que nos ofrece un relato fascinante y fiel, un retrato hiperrealista de la mentalidad, los hechos, los personajes y los usos y costumbres de una época crucial en la Historia de Europa en la que los sorprendentes descubrimientos geográficos y los brillantes avances en matemáticas, medicina y astronomía, convivían con el ocultismo, las guerras de religión y la persecución y muerte de miles de personas acusadas de brujería o herejía.
Leamos la prensa de cualquier día desde la óptica que mantenía Servet y alguno de sus defensores como Sebastián Castellio, uno de los más activos miembros del partido libertino de Ginebra, que tras la votación que condenó a Servet dijo: "matar a un hombre no es acabar con una idea, es tan solo matar un hombre". La lectura me trajo a la memoria la reciente foto de la reunión de los expresos de ETA en el matadero de Durango, me dejó inquieto, no vi en sus miradas la expresión de los derrotados sino la intransigencia de los papistas y calvinistas que amenazaban al librepensamiento de hoy, a Servet.

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