07 enero 2014

Mercado en la enseñanza y la pescadilla

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/01/07/mercado-ensenanza-pescadilla/799024.html

A lo mejor ustedes se creen que el asunto de la economía va mal para todos, que todos perdemos poder adquisitivo, que muchos se van al paro, que los pensionistas están achuchados; pero no es así, ya se encargó Guindos de decirlo a primeros de año, hay gente que ve la luz y el final de túnel, incluso los hay que ya están viendo el siguiente túnel y se preparan para cruzarlo sin pasar ni una pena. Incluso hay a quien la crisis le reporta beneficios y ha de hacer ostentación de los mismos.
Para muestra les contaré lo que me relatan como ocurrido -apuesto por su veracidad- en una academia de zona residencial con un buen nivel económico, el padre de un alumno que asiste a ese centro para reforzar alguna asignatura y que regularmente está escolarizado haciendo el Bachillerato en un centro de lo más caro y elitista, se presenta al director de la academia, poco menos que exigiendo que los trabajos que su hijo ha de presentar y exponer en clase han de estar perfectos y que, por lo tanto, ha de buscar personal cualificado para que se los redacte, que está cansado de que su hijo tenga unas calificaciones más bajas que sus compañeros y que está seguro de que a todos también se los hacen. Por supuesto, el dinero no será problema y las horas extras que tenga que pagar, que las pagará sin discutir cantidades; pero que exige resultados.
El joven profesor con empleo precario, lógicamente acepta el encargo de su jefe y sus dudas existenciales comienzan a reconcomerle ¿está prostituyéndose como profesional de la docencia? Sabe que por el mundo adelante se compran y se venden tesis doctorales, que algún político alemán perdió el puesto por un supuesto plagio; sabe cuánto vale su trabajo para preparar una clase y las horas que le ocupa tal faena, pero que cobrará, en negro por supuesto, por perpetrar la fechoría que le proponen, aunque le venga de perlas para pagar el alquiler del apartamento y comprar una pescadilla. No sé aún cuál será el desenlace de la trama, supongo que el siervo producirá un material digno para el futuro bachiller sin que dé el cante y procurará que el sujeto paciente asimile algún contenido de su supuesta reflexión más o menos original para que no haga el ridículo ante la clase.
¿Quién dijo que no había nuevos ricos? ¿Quién dijo que con esa nueva riqueza no se podía comprar todo? Seguramente Wert y sus consejeros áulicos estaban pensando en estas situaciones cuando le ponían el ventilador a la ley del esfuerzo necesario que han de hacer los escolares para superarse.
Una reflexión adicional tendría que llevarnos a pensar en quién habrá de evaluar esas tareas escolares, cualquier profesional medianamente experimentado averigua sin la menor duda cuando su alumno se ha esforzado y ha llegado hasta donde ha podido y cuando ha usado vías alternativas poco ortodoxas. Seguramente algún déficit de ética hay también por esa otra orilla, el sometimiento del empleado a sueldo del patrón tampoco deja mucho lugar a los principios que le gobiernan fuera del aula, dentro tendrá que buscar otros, como recomendaba Groucho Marx.
Después, dentro de poco, vendrá la Lomce a darnos doctrina sobre la evaluación de centros, de docentes, de resultados del alumnado, excelencia y de PISA, de equidad? no más cuentos, por favor, a ver si dejan el mercado para las lechugas y las pescadillas.

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