14 marzo 2012

Después del cemento ¿qué? ¿solo sol?


Si el conocimiento te parece caro, 

prueba con la ignorancia.( Derek Bok )
Tengo a menudo la suerte de compartir la espera el sábado por la mañana en el supermercado o las esperas de embarque en Alvedro con un científico, autoridad mundial en su materia, que trabaja y mucho para la Universidad de A Coruña. Ni que decir tiene que en unos minutos pasamos revista a la actualidad, despellejamos al político de turno por la última mamarrachada perpetrada en sede parlamentaria o plató televisivo; siempre intercambiando detalles que el otro desconoce, incluso exagerando un poco a veces, porque también hay que echar unas risas en la intimidad a costa del personaje público. 

Este jueves pasado, después de un buen repaso a los acontecimientos judiciales que empezaron ocupando a la opinión pública lucense y se extienden como reguero de pólvora mucho más allá de las murallas, pasamos a devanarnos los sesos con más sesudos comentarios de política económica y alternativas al paro. Dejamos de lado la incapacidad manifiesta de algunos antiguos y recientes gobernantes, ya que habían demostrado que su solvencia profesional e intelectual, en algunos casos, era manifiestamente mejorable y rápidamente llegamos a la conclusión de que aún manteniendo un paro, digamos, sostenible; sostenido por el fraude y la economía sumergida de dos millones de personas, era imposible la creación de cuatro millones de puestos de trabajo que pronto harán falta. Que aquí no hay tejido industrial productivo ni farrapos de gaita, que ya no era cuestión de cambiar el modelo sino de inventarlo. El mundillo de la investigación anda alborotado y con razón; a pesar de las recomendaciones de la Comisión Europea de que los recortes del déficit no deben afectar al I+D+i, todo indica que los presupuestos de fin de este mes nos llevan al colapso. 

Todo lleva a pensar que en los últimos años acumularemos cerca de un 30% de recorte en el capítulo 46 de los PGE dedicado al I+D+i. Tendríamos que converger en la media de la UE-27, 2,3% del PIB, caminando hacia el 3% y no llegaremos al 1,35%. 

Y no estamos hablando de los mundos de Alicia, estamos hablando de lo que votó el 99% del Parlamento en la ley de la Ciencia hace nueve meses demandando la apuesta por la investigación y la innovación como medios para conseguir una economía basada en el conocimiento que permita garantizar un crecimiento más equilibrado, diversificado y sostenible. El Consejo Europeo ya le tiró de las orejas a España en el memorándum del 2 de marzo 2012. Pero aún así seguirán recortándose los recursos humanos, sin reponerse las jubilaciones. En los últimos 5 años se han repuesto unas 1500 plazas, este año ninguna, en una plantilla con una edad media de 50-55 años, 58 en el CSIC, la conclusión nos dice que es urgente flexibilizar la contratación en investigación para permitir una planificación de recursos humanos que haga viable los planes estratégicos. De lo contrario, España no tendrá más remedio que importar científicos con costosas ofertas frente a países punteros en ciencia que aplicaron políticas anti-cíclicas; 

La austera Alemania las incrementará hasta el 2015 en un 5%. Además tendrá que haber un sector privado que apueste por la investigación de forma que las empresas se nutran de tecnología y las instituciones públicas de investigación tengan capital humano para beneficiarse de los recursos económicos de la Comisión Europea (? 80.000 M en el 2014-2020) y no seguir viviendo de conocimiento prestado. Todo un reto, pero por aquí parece que la solución sigue siendo cementar la costa. 

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