13 diciembre 2011

Kleenex, modernidad y crisis

 La teoría del Kleenex: te jalan, te ensucian, te hacen bolita y te avientan al cesto de la basura (Sin recuerdos de su autor) 

Supongo a que a lo largo de la vida nos encontramos con muchos personajes kleenex y con muchos otros mocosos, seguramente también en algún momento de nuestras vidas somos desechables para alguien o usemos al prójimo de paño de lágrimas para dejarlo tirado después de usar; eso sí, muy bien valorado por los servicios prestados. 

Hay mocosos que te usan para limpiar las gafas y ya eres inservible y los hay que te usan para todo el catarro del día, en ambos casos eres una miseria. 

Por otro lado están los idiotas que han de meterse en todos los fregaos y allá donde se pierda una bofetada corren para no perdérsela, son los típicos kleenex, incluso de varios usos, que no son capaces ni de responder que ya está bien, que ya se comieron las lágrimas de fulano de tal por el mismo problema. 

Es la puñetera realidad la que impone que no hay ni el más mínimo equilibrio entre los mocos que se segregan y los kleenex que se necesitan, incluso los hay que se empeñan en no tomar un mucolítico que les limpie las vías respiratorias, que disfrutan de lo lindo machacando a sus kleenex preferidos, los que nunca les fallan, a los que tienen bajo la suela del zapato. Pero por otro lado está el kleenex agradecido, el que sabe que después de ser usado lo doblan cariñosamente, lo guardan en el bolsillo, jamás va olvidado a la lavadora; él tiene un poco de autoestima porque, pese a ser lo que es y saber cuál es su destino, sabe que en el fondo le tienen cariño. Pero si hay un símbolo de la sociedad de consumo, seguramente es el famoso pañuelo. 

Gilles Lipovetsky (La sociedad kleenex) es el filósofo francés que acuñó el término posmodernidad y ahora nos habla de lo hipermoderno y de la democratización del lujo y la superficialidad, defendiendo que el lujo, anteriormente solo accesible para los dioses, se va democratizando gracias a los medios de comunicación y las zaras de turno y hasta lo que él llama "lujo emocional", el que se consume no para impresionar a otros, sino para experimentar nuevas sensaciones. Es decir, en cierto modo la moda suaviza los conflictos sociales, la sociedad hoy funciona como la moda, porque cambia todo el tiempo y todo es descartable. Es la sociedad kleenex, la sociedad de la superficialidad, lo prueba la frivilodad que domina la publicidad; en "Los tiempos hipermodernos", sostiene que ya no vivimos en un mundo posmoderno, nos describe en la revancha del futuro, y ésa es la gran paradoja: por un lado, es la sociedad de la publicidad, la que busca el placer inmediato y, al mismo tiempo, no lo puede disfrutar porque le pesa una enorme ansiedad sobre el futuro, fruto de las crisis económicas, del desempleo, y un creciente temor en temas de salud, virus y epidemias. Es la ideología de la prevención, no la del disfrute. Es la que se preocupa por un futuro profesional incierto y por la educación de los niños en un contexto conflictivo. Es posible que los kleenex empiecen a ser un poco más valorados. 

www.lafelizgobernacion.blogspot.com 

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