08 febrero 2011

¿Qué pato Donald nos están vendiendo?

No me negarán que en el asunto este de las religiones, las naciones y los gobiernos están las cosas un poco más revueltas que de costumbre. Los mal pensados ya estarán diciendo que ya está éste otra vez con lo del gasto de las autonomías, diputaciones y ayuntamientos, pero no, no, de eso hablaremos pronto, que no hay que dejarle a Aznar todo el campo a pastar. Pero el caso es que entre las cosas que no me creo y las que me dejan pasmado no me veo capaz de comprender el mundo en el que teóricamente vivo. Alguien hablaba hace días de las sociedades de ida y vuelta, de que a un lado del Mediterráneo se saltan todos los límites y se derriban los gobiernos como jugando en una bolera. ¿Alguien se cree que eso sucede así porque sí? A mí por lo menos me resulta chocante y sorprendente que los manifestantes egipcios tomen las plazas al salir de las mezquitas y que los mismísimos corresponsales de los medios occidentales confiesen que son los dirigentes musulmanes los que les facilitan terrazas y pantallas para retransmitir la revolución. Paralelamente nos enteramos de que Obama reza para que el conflicto se solucione. ¿Por qué nos insulta de esa forma? ¿Qué es lo que arregla este señor rezando? Todos suponemos que por su bien estará usando los servicios secretos para saber de qué no se enteró en su momento y de qué tendrá que hacer para seguir al frente del imperio. Si a estas alturas tengo que admitir que Facebook es la clave para deshacerse de sátrapas, me pienso lo de la jubilación anticipada. Hace tiempo que distinguimos los contenidos de los canales y seguramente desde los primeros estructuralistas las cosas han cambiado, pero también sabemos desde que Dorfman y Mattelalart escribieron Para leer al Pato Donald que tenemos más herramientas para saber cuándo y cómo nos engañan, sabemos quiénes mandan y quiénes gobiernan, aunque no sean los mismos. Se desenmascaraban las maniobras de ricos y civilizados frente a pobres y colonizados. Nos haría falta una relectura en la que se volviesen a definir las venturas que les esperan a Irán o a Marruecos. Estamos hartos de oír que de esta crisis vamos a salir desconocidos, pero cada vez tenemos más datos. Cuando lean esto no sé qué habrá pasado en Egipto, si Yemen o Jordania estarán en las portadas, la CNN nos lo tendría que estar contando, pero no tenemos garantías. Si el olfato sirve de algo, la cosa apesta a integrismo religioso manejando el cotarro, ojalá no sea cierto, a Rouco se le pondrían los dientes largos de envidia, tantas plazas millonarias sin ninguna revolución aparente. Pero hablando de revoluciones fue impactante la de Merkel la semana pasada, nos lee la cartilla, aprueba a Zapatero, le pone deberes para la próxima y se olvida de fronteras, religiones y naciones. Eso es, mujer, así se hace, que se necesitan ingenieros y médicos, pues se pagan y punto. Están bien formados por la universidad española y por sus departamentos muchas veces receptores de fondos europeos, pues no se está llevando nada que no sea suyo, que nadie se rasgue las vestiduras con aquello de que nos llevan los cerebros que nosotros cultivamos con nuestros impuestos, que puestos a hablar de capital, habría muchos que hablar. Como del capital de nuestra caja de ahorros, pero eso también queda para otro folio.

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