12 octubre 2010

Después de la huelga ¿qué?

Dejando absolutamente claro que la convocatoria de esta última huelga general fue irremediable podemos, ya a toro pasado, reflexionar un poco sobre las causas que la provocaron y las consecuencias que ha de tener. Eso sí, quedan absolutamente excluidas de este comentario aquellas afirmaciones del tipo "la huelga no existió y si la hubo fue por los piquetes" o aquellas del tipo "hay que preparar la siguiente huelga general. Habiendo marcado los límites de la discusión yo creo que el origen está en la miopía, es decir, ante un contexto de depresión económica algunos actores con capacidad de influencia fueron capaces de ver bien de cerca lo que les convenía y no usaron lentes correctoras para ver de lejos; esta no es una crisis normal, cíclica o coyuntural, nos encontramos ante un sistema que hace aguas y los cerebros que tienen que poner sus neuronas a funcionar pecaron de cortoplacismo. Era imprescindible una reforma de la negociación colectiva, seguramente también era necesaria una reforma de la legislación laboral y repensar con calma el sistema de pensiones. Tres problemas y tres interlocutores que con mayor o menor urgencia han de acudir al oculista. Una patronal descabezada y tratando de salvar los muebles in articulo mortis, tratando salvar los intereses de una cúpula desgastada y sin autoridad interna, que, buscando el premio de la lotería sin comprar boletos, quiso ganar un bote multimillonario que incluyese el despido subvencionado, ya no sólo gratuito, y que la seguridad social la pagase el maestro armero. ¿A alguien le cabe duda de que consiguió lo que pretendía? Evidentemente se lleva la mayor tajada del pastel y gratis, pero no consiguió la paz social, imprescindible para que sus accionistas reciban dividendos, siguen siendo titulares de empresas poco competitivas y en las que no invierten ni un real en investigación, sólo esperan que papá-estado siga haciéndose cargo de todo. Un gobierno descoordinado, alocado, esperando a un Godot desesperadamente que nunca acaba de aparecer; con bandazos de libro, como un pollo sin cabeza que no busca más que cumplir con los mandatos de los jerarcas financieros que acogotan la economía del país y con encontrar un socio que apalabre la votación de los presupuestos generales del Estado para el 2011. Así legisla como legisla, incumpliendo todas las promesas electorales. Frente a ellos un sindicato fiel al gobierno, llevándole la contraria sin querer y el otro con el corazón partido, tratando de reencontrar el liderazgo social que se vio trastocado en su último congreso. Con estos mimbres es indispensable que haya interlocución, interlocutores fiables, que se nombre ministro de trabajo, que la CEOE se defina y diga quien dirige su política y que los dos sindicatos aparquen sus disputas electorales y se planteen en realidad llegar a la reforma de la negociación colectiva y a la reformulación del Pacto de Toledo de forma realista en ambos casos, mirando a lo lejos, como siempre han sabido hacer, dejando que ladren los que ponen en cuestión sus existencia, su legitimidad. Previo a todo es imprescindible que el gobierno, escogiendo la fórmula que estime oportuna haga un guiño que se pueda interpretar como que aquí sí ha pasado algo, que los reglamentos de la reforma laboral han de corregir los excesos perpetrados en la ley que tan presuroso llevó a aprobar al Parlamento y que tan pocos consensos suscita. 1 comentario #1 - Ciudadano. el día 12-10-2010 a las 11:19:130(0 Votos) A favor En contra Lo malo de España... son los españoles. ¿Cuántas empresas hay que no vivan de las subvenciones públicas, de tener algún amigo que adjudique contratos públicos a dedo o de sobornar a autoridades para que hagan la vista gorda con los incumplimientos de la legislación laboral? Y, lo que es peor y hace que lo anterior suceda impunemente ¿cúantos españoles de a pie callan todo lo que ven porque esperan que algún día les toque la pedrea en alguna corruptela de las que ven a diario? Luego nos vienen con el cuento de la competitividad, los salarios y la investigación. Este es un país de sinvergüenzas y vagos desde la noche de los tiempos. Y cada vez que un grupo de ilustrados han intentado sacarlo del pozo, la chusma los lincha y pide a gritos que vuelvan las cadenas.

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