19 octubre 2010

¿Cómo se puede decir eso sin tener miedo?

Está claro que no es lo mismo nacer y ser educado en una tribu amazónica que en pleno primer mundo. La tribu advierte y prepara a sus retoños para que sepan defenderse, para que sean precavidos y venteen el peligro antes de que sea demasiado tarde. No recuerdo ahora el nombre de la etnia, seguro que en el sur de América, en la que, desde que tienen memoria, se adoptó como método de educación sexual y de conservación de la especie que los adolescentes, antes de que las hormonas hiciesen sus efectos, fueran emparejados con un hombre o una mujer adultos, convivieran con ellos durante años como pareja, fueran en cierto modo educados en todo aquello que sus padres biológicos no hubiesen podido o sabido hacer y, ya cuando fuesen adultos maduros, cuando ya no pudiesen poner en peligro la seguridad de la tribu, cuando ya fuesen suficientemente capaces de desarrollar su proyecto de vida en aquella sociedad escogiesen pareja, tuviesen hijos?sabiendo lo que es el miedo a los peligros que acecharían. Eso mantenía su civilización a salvo, muy endogámica y sin lo que normalmente llamamos progreso, pero a salvo por el miedo. Hace pocos días mantuve unas charlas con directivos de un instituto, seguramente modélico por la dedicación de sus profesionales, situado en la Galicia rural, la del interior, en la mal comunicada, podíamos decir que esa especie de Amazonia de la montaña gallega; me contaban que una de sus labores fundamentales era no alterar el entorno cultural de sus alumnos, pero que al mismo tiempo tenían que normalizar su vida para poder enfrentarse a lo que podría ser su vida futura, es decir, se encontraban con pocos miedos a lo que conocían como su entorno inmediato y una gran irresponsabilidad ante lo que podrían encontrarse en el exterior, reflexionaban sobre lo fácil de la convivencia con los adolescentes educados en el respeto, pero no tanto en ser respetados, consideraban imprescindible su socialización exterior, sus viajes físicos y reales, sin internet como intermediario, su normalización en castellano; en resumen, tratando de respetar su hábitat y de ampliar horizontes en los que el miedo fuese un referente que impidiese cometer imprudencias. Sirvan estas dos referencias educativas previas para llegar al objeto real de la pregunta que títula este comentario, la respuesta a esta pregunta es el pasmo ante las declaraciones, por ejemplo del señor Díaz Ferrán, todavía presidente de la CEOE en las que reclama relaciones laborales similares a las de la China aún estalinista, de mayor trabajo y menor salario ¿Está culpando a sus miles de ex empleados, hoy parados por su culpa, de que él ya no tenga empresas? ¿No tiene miedo de que en cualquier momento alguna de esas personas olvide su buena educación judeo-cristiana y le parta la cabeza, porque ya no encuentra otro mecanismo de defensa? ¿De verdad no tiene miedo de salir a la calle y que cualquier damnificado de la reforma laboral por él inspirada le reconozca y pierda las formas y los estribos? De verdad, tampoco es comprensible que un señor portavoz de la derecha como González Pons defina su actitud ante la vida y los problemas actuales perpetrando declaraciones como la de hace pocos días en las que dejaba meridianamente claro que lo suyo hubiese sido ser cristiano en 1212, en la batalla de las Navas de Tolosa para haber matado muchos moros combatiendo codo a codo con el maestre de la orden de Santiago, Pedro Arias. Definitivamente no tiene miedo ni vergüenza.

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