14 diciembre 2009

De monseñor y cristos virtuales

Monseñor Rouco hay veces que en vez del país, me parece súbdito del propio reducto de Berlusconi; por cierto, un país que funciona gracias a la gestión del Vaticano y la mafia, mientras que el aparato de estado brilla por su ausencia, de la forma más grotesca, los ciudadanos lo ignoran y siguen a su bola. Digo lo de monseñor porque, de cuando en cuando, se le ocurre suministrar doctrina fuera de su ámbito de competencia, parece que quiere revivir las españas que corren delante o detrás de los curas. Últimamente ha habido dos intervenciones que me han dejado preocupado. La primera surge hace pocas semanas, en las que se vuelve a hablar de la posibilidad de que haya de una vez un pacto educativo que pacifique el ambiente normativo en la escuela. Cierto es que él gobierna a su antojo una parte de esa escuela al amparo de los presupuestos generales del Estado y, por lo tanto, le puede ir al bolsillo lo que se pacte; pero no es menos cierto que afirmar -como él hizo- que no se sentía cómodo en el Acuerdo del 79 entre el Estado Vaticano y el Reino de España es para dejar perplejo al más agitado de los observadores. Monseñor, en un acuerdo libre entre dos partes soberanas, si una de ellas lo denuncia -es decir, se desvincula-, el acuerdo deja de existir. Llámese el desacuerdo divorcio, ruptura de sociedad mercantil, convenio colectivo o concordato entre estados, como es el caso. Por lo tanto, y al grano, si monseñor y sus superiores creen que el acuerdo vigente no es de su satisfacción, denúncienlo, renegócienlo y alcancen uno nuevo mejor para sus intereses. Quizá -y ahora enlazo con la segunda de mis amenazas de comentario- de esa forma se podrían evitar dimes y diretes sobre las imágenes religiosas en la escuela pagada por el Estado aconfesional. Estamos en plena Reconquista por parte de la jerarquía católica de un espacio perdido hace años. Reductos tradicionalistas aparte, en la inmensa mayoría de las nuevas construcciones escolares no se cuelga un cristo y ni siquiera se clava la alcayata para poner la foto del Rey, pese a todo se sigue dando clase de religiones a los que lo requieren y se sigue explicando a todos la Constitución, ¿dónde hay un problema? Los purpurados se aplican de lo lindo en la recomposición de su estatus en el mundo educativo, saben que es el flanco más débil y más fácilmente influenciable, que es donde pueden captar adeptos para el futuro, pese a todo dicen que el 80% de la población les sigue. No entiendo cómo tienen problemas económicos a la luz de las cruces que tendrían que aparecer en las declaraciones de la renta. La suya es una organización en la que te meten, te contabilizan desde que naces y de la que no te puedes borrar por mucho que lo intentes. Si esto no es jugar con las cartas marcadas, que venga alguien y me lo explique. No sé yo si, en este buscado pacto por los crucifijos, monseñor se está escabullendo de lo fundamental; no entiendo cómo permite la coexistencia del pagano -ese de traje rojo y las barbas blancas- con los villancicos de El Corte Inglés sin un solo cristo delante. ¿Será que el 80% no está por armarlo? El cristo, digo. Por cierto, no estaría de más que el propio Zapatero dejara de dar pábulo a rumores y malmetidos; saldríamos ganando todos.

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