05 agosto 2009

De gripes y encuestas para idiotizados

Cuando una administración se empeña en tomarle el pelo al personal, seguro que lo consigue, a ver si no es así lo que está ocurriendo en los dos casos que les paso a comentar. No me digan que no; es cierto que el numerito que están montando con la gripe A es de juzgado de guardia. Se está creando un alarmismo, una psicosis colectiva realmente grave. Es cierto que existe el virus, es cierto que puede llegar a tener mayor riesgo que otros, pero no es lógico ni procedente que nos sirvan el espectáculo mediático-económico que nos están suministrando. Que hay un riesgo, pues que los médicos y hospitales estén preparados para detectar y atajar los casos y que no se acongoje a la población recomendándole que no se dé la mano ni se bese al saludarse. Resultan chocantes dos realidades cotidianas provocadas por la histeria, una es la de la absoluta descoordinación provocada por los múltiples sistemas sanitarios públicos en las autonomías que han de reunirse casi en consejo de ministros para pactar los protocolos a seguir contra la enfermedad y otra la persistencia de la ministra, cual Capitan Trueno, haciendo continuas declaraciones aparentemente tranquilizadoras, pero que no consiguen su finalidad ante el administrado idiotizado, desconfiado por todo lo que le pueda venir encima y considerándose el primer y prioritario grupo de riesgo al que hay que vacunar siete veces y llenarle la despensa de tamiflús y demás antivirales. En resumen, con este virus circunscrito al hemisferio sur, sin un mísero dólar que pudieran llevarse las farmacéuticas, ni nos enterábamos; ahora bien, si el primer mundo puede hacer negocio, por menos que unos pocos salgan de la crisis con buenos dividendos de vacunas y potingues. El otro marasmo de cifras y letras es el que envuelve al ciudadano afectado por la encuesta del gallego. Aún dejando claro que las administraciones son libres para gastar los impuestos en lo que crean conveniente y en hacer las encuestas que quieran, como si creen imprescindible preguntarles a los invidentes qué musiquilla quieren para cruzar los semáforos; muchos de ustedes estarán de acuerdo conmigo en que a la sociedad gallega y a los padres en particular se le ha tomado el pelo con alevosía y mala leche. En un proceso propio del tercer mundo, nos encontramos con lo mismo que ya sabíamos, que las cifras darían pie a lo que le diera la gana al gestor de turno, que los números tanto valen para un roto como para un descosido, que con ellos de podrían diseñar varios sistemas educativos en Galicia con un idioma, con dos o con tres, a gusto del consumidor. Pero se produce el agravante de que la voz que clama en desierto cual mártir de la patria se arma de argumentos más o menos falaces para llevar el ascua a su sardina. En resumen otra vez, el poder político en Galicia podrá legislar después de conocidos los datos de la encuesta como le venga en gana, para eso suma un diputado más que todos sus adversarios juntos. Pero para eso no hacían falta los aspavientos iniciales ni el mutis por el foro protagonizado por el presidente y el conselleiro, dejando solo al responsable del ramo colgado de la brocha.

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