04 marzo 2008

Los bancos se suben a las mesas

Se están poniendo de moda sitios web, portales de internet y demás medios de comunicación en los que de forma imparable, porque no se le puede poner puertas al campo, los ciudadanos se manifiestan de forma más o menos educada y civilizada sobre lo que les viene en gana y de forma anónima. Que en esos foros se viertan juicios temerarios, injurias, verdades como puños o insensateces depende del color del cristal con el que se mire.Particular éxito están teniendo determinados sitios especializados en hablar de los centros educativos, allí a calzón quitado, se establecen foros que dan rienda suelta a las más bajas pasiones de los estudiantes hablando de sus profesores, se potencia el escarnio y la crueldad. Se mezclan las opiniones muy válidas y juiciosas con ajusticiamientos sin piedad, pero con derecho a réplica, como toda la vida.No olvidemos que acabamos de pasar el carnaval, la época del año en la que la crítica y la sátira siempre sirvieron para atacar al poderoso desde la protección de la máscara. Ahora la máscara es cibernética.Desde las propias cantigas gallego-portuguesas de escarnio y maldizer, a las disputas medievales como la de Elena y María en la que las dos mujeres polemizan, hacia 1280, sobre la calidad de sus amantes, un infanzón el de la primera y un clérigo el de la segunda.Ha de disgregarse el mundo medieval para que leamos cómo el obispo Álvaro Carrillo sentía miedo ante las tropas de Don Álvaro de Luna, tanto que "a los sus paños menores/fue menester lavandera". Las Coplas de Mingo Revulgo, las de la Panadera, las del Provincial, mil ejemplos de cómo la ira popular ponía de manifiesto la realidad a voces.El autor del Lazarillo ha de mantener su anonimato para evitar ser pasto de la justicia, sus demoledoras críticas corrían de mano en mano, en copias manuscritas, de boca a oreja; no había programas de chat ni fotolog en aquel tiempo; pero la voluntad del crítico se cumplía.De Quevedo y del servicio de su pluma anónima a diferentes causas, algunas inconfesables, del contenido de los pliegos de cordel... de Larra, de la clandestinidad del erotismo. Podríamos seguir hablando de ejemplos y ejemplos de la actividad demoledora de la palabra escrita, recitada, mecanografiada en una pantalla enganchada a la red globalizadora... siempre vestiduras rasgadas y siempre rostros avergonzados por verse retratados. "Pues amarga la verdad, / quiero echarla de la boca; / y si al alma su hiel toca, / esconderla es necedad". Decía el propio Quevedo.Hoy toca a menudo responder de la impunidad mantenida desde las cátedras, toca apandar con la venganza del injustamente tratado, no hay más remedio que soportar la demoledora losa de la intifada virtual; a fin de cuentas no es más que la revuelta a pedradas contra la maquinaria de guerra y represión psicológica dirigida impunemente, desde siempre, contra el débil menospreciado sin el más mínimo respeto.A lo mejor los bancos se suben a las mesas y ya era hora.

No hay comentarios: