11 mayo 2006

La realidad nacional y el tipo interés

Mi ego de hoy de subdivide, se fracciona, porque en realidad no sé qué quiero ser. Por un lado lo de la nacionalidad histórica me cautivó en su momento hace más de treinta años, era sentirme -es un decir- partícipe de una de las nacionalidades oprimidas, tenía su interés. Conocer las variadas normativas de un segundo idioma, fue interesante, enriquecedor, siempre se atan cabos sueltos. Recuerdo con poquísima nostalgia, el momento en el que confundí las palabras luar y lugar, el buen adoctrinador de entonces corrigió mi error y me explicó la diferencia entre la luz de la luna y los topónimos, o algo así. Desde entonces entendí lo que no es aprender un idioma. Hoy el significado de la palabra LUAR lo tengo mucho más claro; también me costó lo suyo y lo mío, quiero decir que nos costó mucho a todos y a todas, como diría Ibareche Ni que decir tiene que ser realidad nacional mola saco, es decir que conmociona, pero que uno no sabe a qué carta quedarse, si a la de la realidad o a la de lo nacional o a ambas, lo cual ha de molar mucho más. (...)

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