14 septiembre 2018

¿La izquierda precisa más nacionalismo?


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/09/04/izquierda-precisa-nacionalismo/1325088.html

"Todo imbécil miserable, que no tiene en el mundo nada de lo que pueda enorgullecerse, se refugia en la nación a la que pertenece por casualidad; en ello se ceba, y en su gratitud estúpida está dispuesto incluso a defender a cualquier precio todos los defectos y todas las tonterías propias de su nación".
Arthur Schopenhauer
Puede sorprender que utilice la cita de un autor misógino, meapilas y burgués en su vida cotidiana, aunque haya expresado ideas lúcidas como ésta, que por supuesto viene a cuento de las trifulcas de los lacitos amarillos, de los que los ponen y de los que los quitan; ambos serán responsables de la escalada de violencia que puede llegar a producirse gracias a las derechas de siempre.
En el fondo no hay más que nacionalismos, ideología contraria al humanismo. Es decir, yo soy un humano como Trump o como un esquimal. Sangro. Lloro. Tengo idénticas necesidades básicas. Entonces, ¿Por qué, por el hecho fortuito de nacer en A y no en B, debo estar orgulloso de cosas que en teoría me hacen supuestamente superior? Y aquí entra otra vez la ideología, ¿dónde está la izquierda y qué dice? Lo razonable sería que se preguntase cuál es el elemento que más condiciona las oportunidades en la vida de un ser humano ¿Su nación? ¿Nacer suizo o etíope ha de condicionar tu vida? Todo en un mundo que clasifica al afectado, que él no elige las fronteras que son construcciones imaginarias que determinarán las oportunidades de su vida.
¿Hay algo menos progresista? ¿Cómo alguien de izquierdas puede defender estas barreras? Nadie elige a su familia y será un factor determinante en las oportunidades que tendrá cualquier persona; pero si la igualdad de oportunidades, la redistribución de la riqueza es un objetivo ¿la existencia de fronteras nacionales no resulta una limitación evidente? ¿Cómo ondear una bandera sin sentir vergüenza?
Cualquier nacionalismo es necesariamente insolidaridad. Primero nosotros, y si nos sobra, ya daremos algo a los demás. "Los españoles, primero", "los catalanes, primero", "los estadounidenses, primero". ¿Alguien se imagina diciendo "los hijos de tal familia, primero"? ¿Los etíopes son pobres porque son todos tontos, vagos o porque nacieron en Etiopía?

Quiero acabar con una anécdota que me hace ser optimista. Cuando alguna vez he leído a los clásicos griegos, siempre me he preguntado: ¿cómo puede ser que estos genios de las matemáticas, el teatro y la política, no se diesen cuenta de la aberración moral que suponía la esclavitud? Estoy convencido que dentro de unos siglos, los seres humanos mirarán hacia nuestro tiempo y dirán, ¿cómo puede ser que estos tipos que descubrieron la mecánica cuántica no se diesen cuenta de la aberración moral que suponían las banderas y naciones?

11 septiembre 2018

La solución habitacional


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/09/11/solucion-habitacional/1327195.html


Esto de los alquileres cada vez está más crudo. No hace falta remontarse al feudalismo y sus siervos; se cuenta que al final del XIX y principio del XX, ni siquiera en el extrarradio del Madrid de entonces, el obrero mejor pagado podía encontrar solución habitacional -como se dice ahora-, una chabola en alquiler, la amenaza del desahucio era el pan de cada día. Incluso parece documentado que en esas fechas la Asociación de Propietarios afirma que "en los barrios de las afueras hay que cobrar con trabuco?" De suerte que el verdugo más famoso de esos tiempos, Ruiz Castellanos, se encargaba con medios poco sutiles de que los alquileres fuesen abonados, sí o sí.
Pero sin duda el cine español de final de los 50 y los 60 nos presenta ejemplos de humor negro que reflejan la cruda realidad. Repasemos, por ejemplo El pisito de Marco Ferreri y Rafael Azcona (1959) donde José Luis López Vázquez y Mary Carrillo representan a Rodolfo y Petrita, que llevan doce años buscando un piso y no hay forma de encontrarlo. A Rodolfo, realquilado en casa de doña Martina, una anciana a punto de morir, le sugieren la boda con su casera para heredar el alquiler. Ácida y realista crítica, llena de extremos, uno de nuestros clásicos.
También este problema es crucial en el argumento de El verdugo de Luis García Berlanga (1963). Un alegato contra la pena de muerte en la que también se tratan otros problemas de la época, como la diferencia de clases, la burocratización, la emigración, y sobre todo la vivienda. En ella vemos que el verdugo Amadeo (José Isbert) y su hija Carmen (Emma Penella) viven en un piso diminuto. Por otro lado, José Luis (Nino Manfredi), empleado de pompas fúnebres, vive en un entresuelo con abundante familia; José Luis y Carmen se conocen y se casan. Amadeo quiere una casa mejor, que le conceden por ser funcionario hasta que se jubile, por lo que convence a José Luis para que se haga verdugo y poder conservar el piso; se resiste horrorizado, es chantajeado por su mujer y su suegro y se resigna, dejando de lado miedos y convicciones, todo por la necesidad del empleo y una vivienda digna. La crisis y la especulación siguen de actualidad, eso sí, ahora parece que la solución son esos cubículos proyectados en Barcelona, a modo de nichos japoneses de 3 metros cuadrados con una escueta cama y un asomo de mesa plegable, los aseos habrá que buscarlos como en las corralas o en el camping. Pero, oigan, son una ganga, 200 euritos de nada al mes, sin derecho a ibuprofeno para el lumbago, porque entras y sales a gatas.

A fin de cuentas no es de extrañar, si ganas 500 euros un mes sí y otro no, no puedes aspirar a un habitáculo de dos metros de alto, con ducha y retrete. Y no te quejes que es lo querías, ya te podrás independizar y con un enchufe para el móvil ya vas sobrado de lujos.

30 agosto 2018

Quiere abarcarlo todo para protegernos


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/08/28/quiere-abarcarlo-protegernos/1323000.html


Pero no lo consigue, porque poco aprieta. Me refiero al joven presidente del PP, el señor Casado; un ambicioso coleccionista de cartulinas firmadas por rectores, o sucedáneos, que parece llevar siempre un as en la manga para matar al tres del que se le ponga delante, sea de los próximos, de los lejanos o de los que giran tanto sus posiciones que casi se encuentran con él.
No quiero recordar todas las perlas recolectadas desde que lleva el timón del partido; pero sí hay que reconocer que su mayor preocupación es ocultar sus problemas con la justicia y los de sus compañeros con las sentencias pendientes por corrupción. De ahí que rebuscando solo ha encontrado la tumba del dictador y el salvamento de inmigrantes, siempre diciendo una cosa y la contraria. Que se exhumen los restos, pero no ahora; que se deje entrar, pero a los que yo diga. En fin, un colmado de prudencia y coherencia.
Lo último que me ha llamado la atención ha sido la ocurrencia que perpetró después del, parece obvio, suicidio buscado por un argelino en una comisaría catalana; podría haber provocado una desgracia, pero solo buscaba la suya.
A partir de ahí el señor Casado empieza a atar cabos dentro de la más pura ortodoxia sociológica que estudia las migraciones y llega a la conclusión de que con los aspirantes a entrar en España, rescatados del naufragio, de las concertinas o del aeropuerto hay que hacer una especie de examen, básicamente religioso; es decir, que si su dios no coincide con el del señor Casado, su entrada en el país podría ser peligrosa, puesto que ya se sabe todos son terroristas suicidas, no como los profesionales de todas confesiones cristianas que, desde las santas cruzadas hasta la guerra de los Balcanes, bombardearon y siguen haciéndolo, tierras infieles.
Supongo que si las mafias se diesen cuenta del detalle les obligarían a entrar con un rosario, un catecismo y un ejemplar de Camino traducido todo a sus lenguas, puesto que camino han recorrido todos, mucho y mal. Si además se saben de memoria la versión de Marta Sánchez del himno de marras y una buena banderita tatuada, ya estaría, casi en condiciones de obtener un máster de Cifuentes.

Ya en serio, estas ocurrencias de Casado, Rivera y demás hierbas me han recordado una novelita, A.M.D.G. ( Ad Maiorem Dei Gloriam, A mayor gloria de Dios) de Ramón Pérez de Ayala (final de 1910), un autor bastante desterrado de las bibliotecas que narra sus autobiográficas experiencias como Bertuco, alumno en un colegio religioso asturiano, su educación sentimental, las costumbres colegiales, el ataque al sistema pedagógico sufrido y la defensa de una educación basada en el necesario respeto a la libertad y la dignidad humana. Ahí lo dejo, sin muchas esperanzas de que estos jóvenes se animen.

21 agosto 2018

No me gustan los catecismos; las novelas, sí


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/08/21/gustan-catecismos-novelas/1321000.html



No me he preocupado por saber si ha habido más cambios en ese reglamento desde hace más de 50 años, ya estaba fuera de aquel apuro memorístico, aunque sus torturas durasen algunos años más; pero he leído que la nueva edición renovada condena la pena de muerte, tantos siglos después. No puedo entender que tantos seguidores de esa iglesia hayan estado apoyando ese comportamiento durante tanto tiempo. No sé si esta nueva edición pone algo sobre los abusos de los pederastas, clérigos ellos, que ahora se apuran a condenar, de boquilla; no sé de ninguno que cumpla pena de privación de libertad según las leyes civiles.Parece ser que el Estado Vaticano ha reeditado y renovado ese manual que a los 9 años, más o menos, nos daba la oportunidad de ingresar en el aquel antiguo bachillerato si nos lo sabíamos al dedillo y no preguntábamos nada de lo que no entendíamos, nada es nada.
Puesto que ya queda claro en el título, que se apañen los crédulos, que prefiero divulgar novelas; novelas poco conocidas, olvidadas, malditas por cuestiones morales, condenadas por la sociedad bienpensante de su momento. Estoy refiriéndome a la novela erótica, galante para los eruditos, del primer tercio del siglo pasado. Durante esas décadas seguían siendo los próceres del 98 y los jóvenes del 27 los que se repartieron la fama y los estudios críticos; recientemente se recupera la memoria de las escritoras de la época, Las sin sombrero; pero queda mucho en el tintero. Desde el punto de vista sociológico está constatado que las colecciones semanales de cuentos y novelas cortas gozaron de buena salud, de suerte que aún podemos recuperarlas en librerías de viejo. La nómina sería muy larga, Eduardo Zamacois, Felipe Trigo, Alberto Insúa, Belda, López de Haro, Emilio Carrere, Antonio de Hoyos y Vinent y tantos más; pero nos centraremos en dar cuatro pinceladas de este último. Hoyos es un aristócrata de alta cuna, esmerada educación que se empeña en arreglar cuentas con su clase social, viviendo a su libre albedrío, por lo que los hipócritas morales llevaron a este peculiar ácrata a morir en la prisión madrileña de Porlier. Para botón de muestra solo un par de comentarios de El crimen del fauno, una novelita erótica, con siete episodios cerrados de lectura independiente en los cuales subyace el motivo que da unidad a la trama y a la obra, el mito del fauno, concretado en tres personajes, Paloma, Silvio e Isidro, triángulo de tensión argumental alternando escenarios, bucólicos, asfixiantes estancias monacales con los brillos y oros decadentes de un prostíbulo de pueblo venido a menos decorado con carteles de toreo y figuras de bailaoras.

Es este uno de los grandes aciertos de la obra, la alternancia de elementos religiosos, enfrentados al brutalismo de las gentes del lugar, faunos y faunesas embriagados que se entregan al placer. Trufado todo de leguaje preciosista, a veces, y tremendista en otras, siempre rico en matices seductores.

14 agosto 2018

Julio Camba, breve novelista breve


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/08/14/julio-camba-breve-novelista-breve/1319081.html?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=autonewsletter&utm_content=Titulares%20del%20d%C3%ADa?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=autonewsletter&utm_content=Titulares%20del%20d%C3%ADa


Si a estas alturas gozan de tiempo libre -voluntaria o forzosamente- y ya saben que la señora Gómez ha encontrado nuevo trabajo, que el gobierno va a medio gas, que Casado y Rivera andan a la greña para ver quién la dice más grande, si quieren huir de la repetición constante de los mismos ripios, les propongo una salida que pasa por la lectura de Julio Camba. Disculpen que insista, puesto que hace meses lo recordaba también en este folio, La risa de conejo (LA OPINIÓN 24-10-2017)
Camba es siempre recordado por sus crónicas de viajes y por su periodismo autor de crónicas tocadas de un aire literario pero ligero; de sus principios anarquistas a los últimos años, vividos en una suite del Palace como el periodista mejor pagado del momento, también responde al perfil de personaje algo bohemio y excéntrico, pero dentro de un orden y muy alejado del prototipo de autor maldito. Es, por lo tanto, fiel representante del escritor de oficio, de pluma suelta y ágil, capaz de escribir con igual facilidad de cualquier cosa.
Por esa razón, aquellos que no se sientan atraídos por los éxitos literarios actuales de vocación playera y tengan intención de leer algo lejano, pero muy atractivo, les sugiero recuperar dos obras breves de este autor, una novela corta, El matrimonio de Restrepo y otra de marcado carácter autobiográfico, El destierro. Ahí se acaban sus breves andanzas como autor de novela breve.

El destierro es su última contribución literaria al anarquismo, las verosímiles memorias de su etapa en la acracia bonaerense que destilan un grato semblante de sus aventuras, un cariño evidente a los anarquistas porteños y un recuerdo cálido del carácter cosmopolita de aquella ciudad, donde se habían refugiado muchos ácratas perseguidos en Europa. Por su novela desfilan personajes con los que tuvo contacto, intelectuales como Pietro Gori, combatientes como su paisano Troitiño; sin olvidarse de otros más pintorescos, como los entrañables Orsini Bertani y Oreste Ristori. Pero entre todos, destaca Félix Basterra, introductor en los ambientes de la bohemia bonaerense, compañero de osadas correrías, gran amigo y referente literario para aquel muchacho, de diecisiete años, que hasta su llegada al gran Buenos Aires no había visto otra cosa que ambientes literarios provincianos. El matrimonio de Restrepo no ha pasado a la historia como novela, le falta cohesión y se desarrolla a trompicones, como si Camba la hubiera ido improvisando sin prestarle mucha atención. Pese a todo, la cantidad de digresiones que la jalonan, tomadas una por una llegan a resultar muy atrayentes, como sucede con la descripción del burdel donde cotidianamente se distrae el protagonista. Y aunque no funcione como novela, esta burla feroz de cierto tipo de literatura divierte con su tesis, que puede resumirse en esta lapidaria frase del narrador: "Una vez en posesión del estilo adecuado, lo mismo que la psicología de una chica se puede hacer la de un paraguas".

07 agosto 2018

Nichos de dólares


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/08/07/nichos-dolares/1317009.html

"Nosotros somos América. / Somos los que rellenan ataúdes. / Somos los tenderos de la muerte. / Los envolvemos como si fuesen coliflores".
(Los Bombarderos. Anne Sexton ).
Me han regalado un billete de dólar, con toda la iconografía de la prosperidad económica, al tiempo que me recuerdan las brechas que causa el billete. Me recreo en la pirámide de la antigua sabiduría y de las sociedades secretas en la que esta se refugió, el símbolo de la construcción para llegar a las alturas desde donde todo se divisa mejor. El águila de poder y conquista que muestran 32 y 33 plumas de los grados del rito masónico, junto al pergamino E pluribus unum ( De muchos, uno).
También este billete me ha recordado a Miguel Espinosa y sus Reflexiones sobre Norteamérica ( Revista de Occidente, 1957), donde sorprende que con solo 30 años no se conforme con los tópicos, prejuicios y clichés: un pueblo sin historia, inculto ignorante de cuanto existe allende sus fronteras, autocomplaciente, sino que con gran claridad analice, ya con ese anticipado estilo clásico, mediterráneo, cervantino y barroco español, al tiempo que se ahonda en una apuesta ética insobornable sustentada en el aliento especulativo, de Platón a Hegel pasando por Spinoza y la Ilustración, sin caer en ingenuidades, siendo amigo de la verdad.
Parte de la intrahistoria de la impronta puritano-cuáquera, la sociedad individualista, hasta la Declaración de Independencia de Thomas Jefferson, la libertad, la igualdad y la felicidad, sus más altos valores. Ahí recibe Norteamérica, encabezada por el embajador en París durante la toma de la Bastilla la herencia ilustrada, que se manifestará ya en el poder central, con Lincoln en la Conquista del Sur, como Espinosa prefiere. En esta renovada situación, Estados Unidos tiene "en los negocios su negocio", una imparable vocación de apertura al exterior, en Latinoamérica, Alaska, Texas, Oregón o California.
Serán el crack el año 29 y Europa abocada hacia una guerra de inusitadas dimensiones, el punto crítico que producirá una nueva revisión en los fundamentos de la nación. El populista F. D. Roosevelt remueve la tumba de Montesquieu. Espinosa expone el poder central que se fortalece en detrimento de los propios individuos, lo que significan hoy los Estados Unidos, la hipertrofia redentora universal, inseparable de una ordalía medieval. Nada más distante de los primitivos padres de la patria que jamás se hubieran avenido a la aberración de mantener el poder menoscabando la libertad y faltando a los más elementales principios del derecho. Quizá ya lo haya dicho Bob Dylan en Things have changed:
Standing on the gallows with my head in a noose / Any minute now I'm expecting all hell to break loose".
"De pie en el patíbulo con mi cabeza en una soga / En cualquier momento estoy esperando que todo el infierno se desate".

La política de Estados Unidos ha pasado a tener los nichos de los dólares que el Pentágono administra hoy con una rentabilidad inaudita a lo largo y ancho de Infrahistorias, Historias Naturales y Universales.

31 julio 2018

La lujuria imaginada


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/07/31/lujuria-imaginada/1314894.html


He tratado de olvidar el debate abierto, otra vez, por Juan Antonio Reig Plà, obispo de Alcalá de Henares, ya famoso por crear las brigadas callejeras en favor de la virginidad; pero la bilis no se ha contenido ante el nuevo servicio a las personas con supuesta adicción al sexo. Se trata de Sexólicos Anónimos, una comunidad para liberarse de la lujuria y alcanzar la sobriedad sexual; dejamos de lado el delirante uso del idioma para fundar su comunidad, relacionándola con el alcohol y no con la cocaína, por ejemplo. Él sabrá.
La pregunta que surge al más inocente es qué experiencia tiene el sujeto en cuestión sobre las actividades que combate, literalmente, "la pornografía, la masturbación, la promiscuidad, el romanticismo, la prostitución, las fantasías o las relaciones de pareja". Un programa que te asegura recuperar el sano juicio, incluso si tu lujuria llega a ser un problema delictivo de pornografía infantil que puede ser tratado "con cierta precaución", es decir, encubriendo la pederastia. Garantiza curación -para que luego vengan con pseudociencias- desde púlpito y confesionario, allí se cura todo sin acupuntura, sin látex ni química; los dioses y sus chamanes terrícolas se encargan de todo.
Una vez tratadas de asimilar esas opiniones pregúntense qué tendrán entre ceja y ceja el monseñor y sus acólitos; la respuesta es rauda, se inspiran en El Jardín de las delicias, obra del El Bosco que cautivó la mirada de Felipe II, cuando escrutaba los placeres terrenales de la tabla central, obviando los míticos orígenes paradisíacos o las amenazas infernales que esperaban a pecadores en las otras dos tablas del tríptico.
El autor aún tenía en la memoria la demoníaca peste del XIV, el fin del mundo pronosticado para el 1500 y un siglo XVI pesimista y moralizante, un tiempo de profunda crisis que acabaría en Reforma y Contrarreforma, una sociedad confundida y desorientada; allí encontramos un mundo expresivo difícil de comprender, un erotismo explícito que quizá quisiese condenar ciertas conductas, que el autor del encargo deseaba enseñar mediante alegorías. Por ejemplo en la tabla derecha, esa criatura con cabeza de pájaro y sombrero en forma de olla de cocción que se come a las víctimas humanas, luego las defeca para caer en un pozo de excrementos o la figura en el punto central del infierno, esa cara que aparece bajo un plato que contiene una gaita bajo el cual se interpreta el autorretrato de El Bosco.

Pobres clérigos que siguen buscando pecados en la naturaleza humana y disculpando delitos pederastas y bienaventurados surrealistas que se dejaron influir con estas imágenes para seguir creando.