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09 septiembre 2008

Esperpentos carpetovetónicos

El apunte carpetovetónico pudiera ser algo así como un agridulce bosquejo, entre caricatura y aguafuerte, narrado, dibujado o pintado, de un tipo o de un trozo de vida peculiares de un determinado mundo: lo que los geógrafos llaman, casi poéticamente, la España árida. Camilo J. Cela
Aún no entiendo la asociación de ideas que tuve estos días entre las declaraciones de un par de personajes y Cela. No admiro al Cela coprolálico, ni al que se dormía en el Senado, ni al que creía ser más español haciéndose propaganda con su meteorismo público. Tampoco admiro al Cela novelista, por diferentes razones, pero sí disfruto con el Cela constructor de relatos breves, de creación y captación de escenas y personajes como es el caso de sus Apuntes Carpetovetónicos, recopilados bajo el título de El gallego y su cuadrilla, el torero Camilo, Zoilo Santiso...ejemplares de pura cepa del país, que forman parte de lo nuestro, los quieres o los matas. No es por lo de gallego, pero tengo que empezar por Fraga y sus declaraciones ante el último farol-autopromoción de Garzón; en ellas lo bruto que lleva dentro rebosa y esparce lo que piensa desde que organizara la celebración de los 25 años de su paz, manifiesta que le molesta que exhumen los cadáveres de las cunetas y las fosas comunes, al tiempo que confiesa que mataron pocos, que los que ganaron tendrían que haber enviado a pasear a más barrabases, aunque el cardiólogo no se lo hubiese indicado. Garzón en su campaña personal no procesará a nadie, pero me gustaría que los archivos de políticos, curas y militares se abriesen, amparados también por la Ley de Amnistía del 77, y personajes como este y muchos otros prestasen su colaboración para que los nietos que quieran entierren a sus abuelos, sin necesidad de lápidas marmóreas en las fachadas de las parroquias ni mausoleos faraónicos en ningún valle. Lo verdaderamente carpetovetónico, hasta las meninges, es lo de Aznar desmintiendo sus paternidades. Desde hace ya tiempo parecía que esta sociedad se estaba modernizando un poquito, que los hechos de la vida privada, quedaban ahí, en esa esfera, a no ser que quisieras comerciar con ellos en la tele y las revistas. En estos medios se le cuelgan hijos y parejas, líos y rollos, reales o virtuales a todo nombre conocido y nadie se molesta en desmentir nada, desde el Jefe del Estado hasta González o Gallardón, la lista sería interminable en este país de porteras. Pero Aznar no, Aznar es un macho español de los de verdad, por los cuatro costados, está absolutamente orgulloso con su rumor y tiene que contribuir a que se difunda más, por eso lo desmiente; Aznar sabe que su clientela más popular -la de los chascarrillos en las tabernas, corrillos y mentideros de cuello blanco pijos o cutres- le admira más, como a aquellos españoles del Duque de Alba que ponían su pica en Flandes o donde se terciase; este sí es uno de los suyos, nada de tonterías con becarias, hay que buscar trofeos de calidad, los que gusta cobrar el español, buen cazador, siempre con la escopeta al hombro. Venga, otra ronda a la salud del buen embajador que nos deja en buen lugar vaya a donde vaya, sea Texas, Azores o Versalles. www.lafelizgobernacion.blogspot.com