13 junio 2017

No sé qué nos arreglarán antes los fiscales


http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2017/05/16/arreglaran-fiscales/1181478.html

La verdad es que los dos problemas más importantes del país para la mayoría de los parlamentarios parecen ser Venezuela y cómo repartir las cenizas de aquel señor caído en Cuelgamuros entre los múltiples deudos que reclaman sus reliquias.

En el caso venezolano, sin ánimo de delinquir ni ofender, ni mucho menos de llamar la atención de la fiscalía, tengo para mí que parte de la izquierda ha tratado de actuar mediando en un conflicto complicado, porque las razones de ambas partes se usan para embestir y no para invertir, y eso no hay torero que lo consiga. Por otro lado, los ricos y los pobres que se fían de los ricos, son tan burros por la cabeza como el sargento que manda en el país a toque de corneta. Pero ya está muriendo gente. Rajoy y sus tuiteros lo saben cuando lanzan sus capotazos sobre las ondas hertzianas del país para ocultar lo inconveniente.

Para lo del señor de Cuelgamuros, ya hay soluciones potentes en las redes sociales; la más posibilista puede ser que un periódico nacional puje por las cenizas y, en los dominicales, en vez de dar cupones para sartenes los dé para conservar un sobrecito de sus restos. Si la mercadotecnia de la empresa es hábil, proyectará distribuir altarcillos impresos en 3D para honrar las reliquias a precio razonable, dependiendo del material utilizado para el ornamento y un variado catálogo de reclinatorios.

Como ven, también he caído en la trampa, no he escrito nada sobre el fisco, los fiscales, los paraísos fiscales, el canal de Isabel II, Ignacio González y demás hierbas. Recordemos que la palabra fiscal deriva de la latina fiscu(m), "cesta de mimbre o de junco", que usaban para recaudar los impuestos, Por lo tanto, confiscar, no era más que "echar al cesto del Estado" o de quien sea. Más de dos mil años después, en las iglesias se sigue pasando el cesto recaudatorio, como ha de ser.

Centrémonos en el paraíso fiscal y nos vienen a la mente los evasores fiscales, con ganas de que el fisco les eche el guante. ¿Siempre son islas paradisíacas? En realidad parece ser un error de traducción ya lexicalizado. En origen dicen que la expresión es Tax Haven, literalmente Refugio Fiscal, pero se atribuye el error de traducción a nuestros vecinos franceses, quienes confundieron la palabra original haven (refugio) con Heaven (cielo, paraíso) dando lugar al termino francés Paradis Fiscal, del que lo tomamos nosotros. Se non è vero è ben trovato.

Aún y así resulta curioso ver cómo, a pesar de este posible error, uno y otro concepto vienen a reflejar la misma idea, ya que un sitio donde alguien se refugie de Hacienda bien pueda considerarse un paraíso. Parece ser que la asociación de ideas le jugó una mala pasada al traductor inicial. Curiosamente, concluyo, no veo defendidos mis derechos ciudadanos por algunos de nuestros fiscales, poco resueltos a saber qué pasa en los paraísos o en los refugios del fisco.

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