24 marzo 2015

¿Justicia militar?

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2015/03/17/justicia-militar/937802.html

Esta semana parece que se han despertado muchos demonios íntimos y familiares. Además del aniversario del 11M y sus secuelas oportunistas como la de José Bono y su amnesia programada, los funcionarios de las fuerzas armadas han estado en el candelero y, sobre todo, el ministro del ramo, un curioso ejemplar que se ha mantenido en el machito con discreción para que su verdadero oficio de traficante de armas pasase desapercibido.
Comprendo que, por un simple problema alimenticio, jóvenes de ambos sexos se agarren a un clavo ardiendo, alistándose sin saber lo que firman; pero no comprendo que sean sometidos a torturas físicas y psicológicas a cambio de un salario, supongo que menguado. Sostengo que ofreciéndoles otra salida laboral y un programa de desintoxicación colgarían el caqui por la bata blanca o la funda azul. Puede ser que esté equivocado.
Sé también que la situación no es la misma que sufríamos hace casi 40 años con los cuarteles gobernados por golpistas sádicos; tampoco acostumbro a enseñar las heridas de guerra en público y menos por escrito, son esas etapas de la vida que no se perdonan ni olvidan, pero que tampoco se comparten porque, entre otras cosas, casi todos las sufrimos en silencio, tragando bilis, por no haber tenido la valentía de rebelarnos contra la situación injusta, tal y como hacíamos en la vida civil.
Después de aquellos años se suponía que la profesionalización, el estudio de idiomas, el contacto con aliados de la OTAN, cascos azules y demás hierbas nos libraría del arcaísmo prepotente; parece que no ha sido así y que queda mucho por andar.
Por todo lo anterior me merece mucho respeto, tanto como indignación, la situación que hemos conocido estos días en los medios de una soldado y una oficial, víctimas de diferentes afrentas humillantes, que llegaron al acoso sexual. Son ellas las que salen y dan la cara para denunciar lo que sus compañeros hombres no son capaces de hacer.
Ha tenido que llegar una de ellas al Parlamento para que los medios se hicieran eco y que el señor Morenés haya perdido los nervios pasando en 48 horas del insulto y la descalificación a la petición de disculpas, quizás gracias a la campaña electoral que nos gobierna estos meses. Hemos visto a una parte, exigua, del gobierno defendiéndose como gato panza arriba y a parte de la oposición ejerciendo su labor. Las supuestas fuerzas emergentes estarán ocupadas en otros menesteres.

Si una enseñanza ha de salir de este vergonzoso espectáculo, es el papel de la justicia, sin apellidos; en estos delitos no hay justicia militar que valga, como no debe haber derecho canónico para aplicar a los pederastas. Es hora ya de que la vara de medir sea, de una vez por todas, la misma para todos y todas

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