Rajoy se presenta a las elecciones, pero no nos cuenta su programa, hay que leer entre líneas y sobre todo investigar dónde y cuándo se elaboran las propuestas maestras que nos muestran las pistas de sus verdaderas intenciones.
Una de las fuentes más fiables es la página web de los empresarios, de vez en cuando nos adornan las ideas, nos ilustran las entendederas y nos ponen los pelos de punta con los contenidos que allí hallamos. En esta ocasión el amigo Rossell ha tenido mala suerte y un par de errores de cálculo, hizo públicas sus intenciones el 19 de octubre, para que sirvieran de revulsivo, y resultó que el 20 se les ocurrió darle caza a Gadafi, nos chafa lo que podría haber sido un ejemplo de administración de justicia internacional, pero los pistoleros de oriente y occidente se encargaron del juicio con medio kilo de plomo.
También los etarras se pusieron de acuerdo en contraprogramar a la CEOE, mira que tienen días para decir otra vez que esta vez sí que van a ser buenos y que de una vez van a dejar de matar, que a ellos de ahora en adelante lo único que les importa es que salgan los presos a la calle y que la lluvia de millones caiga sobre su tierra de forma que puedan decir que el éxito de sus asesinatos y sus chantajes es más que evidente, que lo suyo fue absolutamente imprescindible para que los vascos no fuesen exterminados, que de ahora en adelante serán más autónomos, más independientes, más vascos y que el resto de Francia y el resto de España, que se busquen la vida, vamos hombre que ya está bien que llevan desde el siglo XIX a golpe de guerras carlistas, defendiendo fueros medievales, para que ahora les sigan diciendo que no valen de nada, ellos a lo suyo, pagándose los impuestos a ellos mismos y gastándoselos ellos mismos. No me hace saltar de alegría el comunicado, porque no me fío. No sé si se imaginan a un tipo muy malencarado, con semblante de pocos amigos, desaliñado, que entra en una barbería de barrio, está vacía y el profesional algo asustado le invita a sentarse en el sillón al tiempo que le pregunta cuál es el servicio que precisa, temblándole ya la voz y un poco las manos; el cliente carraspea amenazante y le ordena que le afeite a navaja, el barbero palidece y se dispone cuando nota que una mano sobresale de la sábana-babero que cubre al cliente y le agarra muy fuerte la entrepierna al tiempo que escucha una voz patibularia que le dice ¿verdad que no vamos a hacernos daño?
No sé ustedes, hasta ahora como ciudadano me sentía con el aliento en cogote, con el frío que podría sentir si el cañón me apuntara, ahora me siento un poco menos amenazado, pero muy tutelado, no tengo garantías. El sábado 15 comentaba con mi hermano la afluencia a las manifestaciones, la de ese día de los indignados, la del 23F, la de Miguel Ángel Blanco... comparábamos recuerdos de las muchas y muy masivas que vieron las calles de Coruña, hoy quizá se el momento de no olvidar aquellas por las que los etarras nos sacaron de quicio. Al final, el programa de la CEOE se quedó sin comentario, la semana que viene, a ver si puede ser.
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