Desde hace varios meses se vienen estrenando eventos que recuerdan la muerte
de Valle-Inclán hace 75 años, enero de 1936, y se aprovecha la ocasión para
desempolvar entrevistas, manuscritos...Es una pena que ese goteo informativo y
documental esté impidiendo estudios, publicaciones y conclusiones que vayan
redondeando una biografía y obra tan importantes para la literatura española, y
que tengamos que ir consumiendo poco a poco esas dosis que nos van prescribiendo
los que pueden hacerlo mientras quieran que todo siga así.
Es costumbre
en este folio echar mano de Luces de bohemia de vez en cuando y recordar, por
ejemplo, ahora la escena en la que el poeta maldito y ciego, Max Estrella, se
cabrea y se lamenta que intenten explotarlo malbaratando los libros que intenta
revender para sobrevivir y para los que Don Latino no encuentra mejor postor, la
ley de la oferta y la demanda a principios del siglo pasado.
MAX: ¿Qué
sacaste por los libros, Latino?
DON LATINO: ¡Tres pesetas, Max! ¡Tres
cochinas pesetas! ¡Una indignidad! ¡Un robo! (...)
DON LATINO: Max, si
te presentas ahora conmigo en la tienda de ese granuja y le armas un escándalo,
le sacas hasta dos duros. Tú tienes otro empaque.
Una sociedad que nos
parece rediviva cuando abrimos los periódicos por las mañanas y que amenaza con
convertirse en el pan de cada día, en una especie de regreso al pasado sin
vergüenzas, planificado y con los peones, alfiles, caballos y torres bien
situados en la estrategia para el ataque y defensa de rey y reina hasta que el
desarrollo de la partida les demande actuación.
Y ya que hablamos de
viejos tiempos, de la vieja España, no es perdonable pasar por alto sin comentar
lo ocurrido esta semana al saltar a la luz ciertas publicaciones en el
Diccionario biográfico de la Real Academia de la Historia. Yo creo que se
exagera mucho, que se está magnificando y dando pompa y boato inmerecidos al
presidente de la institución y al hagiógrafo de Franco, el medievalista Dr.
Suárez, autor de la entrada y del que no oyeron hablar en su vida,
encumbrándoles a los altares de la ciencia. Simplemente creo que solo hay que
detenerse en la fecha, 1999, en la que se encargan estos trabajos, ¿quién es el
presidente del Gobierno? ¿Quién la ministra de Cultura? Lo malo no es que en ese
momento Aznar y Aguirre busquen quien perpetre la maldad, lo malo es que eso
esté ya en los libros de texto de la ESO de varias editoriales. Pero la vuelta
al pasado no vive solo de estas anécdotas que engordarán tertulias y profanarán
memorias que en silencio han sufrido, que lentamente se han visto horadadas por
larvas asesinas, años y años.
La vuelta al pasado real se lee en las
páginas de economía -ya no hay páginas de laboral, ya todo es salmón- salvo
algún titular que salta a la primera. Y estos días se deslizó, el tablero estaba
en tablas entre patronos y empleados, hasta el día 22, las cesiones estaban
hechas; pero este país aún no tiene la elite empresarial independiente que se
merece, siguen al frente de los patronos los lacayos del poder político más
reaccionario, esperando que salga en el BOE lo que no son capaces de conseguir
en las mesas de negociación, lo quieren todo, ya y gratis. Si Valle levantara la
pluma reescribiría la escena sexta en el calabozo donde se encuentra Mateo, el
obrero anarquista al que aplicarán la ley de fugas y Max Estrella:
MAX:
¿De qué te acusan?
EL PRESO: Es cuento largo. Soy tachado de rebelde...
No quise dejar el telar por ir a la guerra y levanté un motín en la fábrica. Me
denunció el patrón, cumplí condena, recorrí el mundo buscando trabajo, y ahora
voy por tránsitos, reclamado de no sé qué jueces. Conozco la suerte que me
espera: Cuatro tiros por intento de fuga. Bueno. Si no es más que eso...
MAX: ¿Pues qué temes?
EL PRESO: Que se diviertan dándome
tormento.
MAX: ¡Bárbaros!
www.lafelizgobernacion.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario