11 septiembre 2009

Niño, deja ya de joder con internet

Niño, deja ya de joder con la pelota. que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca. Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma, nuestros rencores y nuestro porvenir. Por eso nos parece que son de goma y que les bastan nuestros cuentos para dormir. Nos empeñamos en dirigir sus vidas sin saber el oficio y sin vocación. Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones con la leche templada y en cada canción. J.M. Serrat La superioridad del adulto sobre el chaval era fácil de imponer, el sopla mocos o el castigo a todo y para siempre eran armas de destrucción masiva, pero de eficacia limitada. El tierno infante se bastaba y se sobraba para saltarse esa norma del balón, la de las peleas a pedradas y las de las fotos enseñadas a escondidas en el recreo del colegio, el teléfono era artículo de lujo, pero se usaba. A fin de cuentas saltarse la norma siempre fue muy fácil con un celtas sin filtro a tres patacones o con una china por una libra. El caso es que la sociedad adulta y bienpensante siempre quiso tener atada y bien atada a su juventud con una buena educación que los mimetizara, que los clonizara, que no se escaparan del camino correcto, para ello siempre contó con un aparato educativo sustitutivo o complementario del cabeza de familia para la doma de los retoños. Cuando eso no era suficiente o simplemente cuando se consideraba preciso ese aparato educativo era sustituido o era complementado en la tribu con la figura del brujo, el poseedor de los poderes, era el que conocía las propiedades curativas o destructivas de las hierbas, el que daba los consejos o las órdenes, pero sin revelar nunca sus secretos; el poder dependía de él y él, sin poder al que servir, no servía para nada. Teóricamente su poder ha pasado a los centros de salud; pero desde que tienen que poner guardias para que no le zurren a los médicos, el tal poder ha menguado considerablemente. ¿Quién lo ostenta? Está claro que la tecnología. Si la autoridad de la familia sustenta su poder en el aislamiento de los críos del mundo que les rodea, fracasará; si lo sustenta en la pura represión dará un paso al frente al borde del precipicio. Algo parecido ocurre en la escuela, gran parte del profesorado carece de las competencias tecnológicas de sus alumnos y los comentarios en los pasillos sobre los próceres del saber son de traca. Ahora resulta que los legisladores conservadores buscan votos en el caladero de los padres y profesores desbordados proponiendo leyes que controlen, limiten, prohíban el acceso a internet y las redes sociales que usan jóvenes y menos jóvenes. Legislen, legislen que ya verán lo que les pasa, lo mismo que a los finlandeses que venden alcohol sólo a mayores de 21 años en las franquicias del Estado a precios desorbitados y tienen alcohólicos desahuciados por todos los rincones. Que los menores aprovechan viajes nocturnos en ferry de Helsinki a Estocolmo para hacer sus botellones y que pagan un pasaje baratísimo a Estonia para volver cargados de suministro de licores suficiente para destruir múltiples hígados. A ver si ponemos un poco de sensatez, los padres o los profesores que no sepan hablar con sus adolescentes han de buscar ayuda, pero no en las ocurrencias de diputados capidisminuidos.

No hay comentarios: