27 diciembre 2005

Les quieren cambiar la partitura Era una noche señalada, no tanto por esperada, como por la inseguridad latente, el otoño era soportable y la euforia flotaba en el ambiente. Pese a todo, en ciudad extraña, caminaban desde hacía mucho rato. Él sudaba en su plexiglás azul marino con forro verde; ella se abrigaba con la húmeda trenca azul forrada de cuadros escoceses. Hablaban sin parar. Las noticias les habían pillado en ambiente hostil, hubo que disimular todo lo posible, no podía haber oportunidad de que les viesen demasiado optimistas ni que les señalasen como apesadumbrados, doloridos por lo sucedido. Las lágrimas habían saltado, las risas habían sido espontáneas y casi histéricas, la confusión y la inexperiencia se mezclaban con los deseos benevolentes, con las ansias desconocidas. Eran muchos los planes y lo de menos era el difunto; pero, al mismo tiempo, la incertidumbre , la inseguridad, el no saber qué pasaría al día siguiente, el no saber si sería cierto todo lo planeado o si todo se iría al traste y tendrían que seguir como hasta entonces, les traía a mal traer. Podrían haber acabado como siempre, pero la noche se prestaba a algo distinto del diario, escogieron algo especial, sabían que les podrían quedar pocos días, meses, juntos. También quisieron dejarlo todo atado, vaya paradoja, intentaron planificar sus vidas de allí en adelante, se aseguraron comportamientos que poco más tarde les parecerían circenses, pero no importaba nada. Pocas cosas cumplieron. También funcionaría el pacto del olvido, en aquel momento ni lo sospechaban. http://www.laopinioncoruna.com/secciones/noticia.jsp?pIdNoticia=45392&pIndiceNoticia=6&pIdSeccion=5&pNumEjemplar=1894

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