15 mayo 2019

En busca del tiempo perdido, en la nómina


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2019/05/14/busca-tiempo-perdido-nomina/1401550.html

No, tranquilo todo el mundo, no soltaré una párrafo sobre el olor evocado de las magdalenas; solo reflexionaré sobre si la reciente norma, en vigor desde el pasado domingo, por la que las horas realmente trabajadas tendrían que ser pagadas como diga el convenio colectivo vigente, que es ley para empresario y trabajador.
Empezaré diciendo que soy escéptico, porque sé de buena tinta que en muchos casos los posibles tiempos imprevistos de micción u otros peores que llevan cinco minutos más, son descontados de la jornada laboral y, por lo tanto, han de ser recuperados. No me queda claro si las trabajadoras del textil en sus cadenas de producción podrán asearse sin mayores problemas de minutaje.
Siempre he sostenido que hay empresarios y tenderos; que hay trabajadores normales y cumplidores, pero también hay rémoras para la empresa. Los primeros se deshacen de los segundos en un abrir y cerrar de ojos. Pero tenemos el caso de los empresarios más visionarios y poderosos, que ya triunfan en USA desde hace tiempo y son imitados en las empresas más cotizadas. Por ejemplo, les dicen que tienen horario de entrada y que el de salida está en función de las necesidades de la empresa; a cambio pueden disfrutar de un par de horas, en medio de la jornada y dentro del recinto, en las que disfrutan de un comedor bien surtido a un precio ridículo que se descuenta de la nómina, también pueden mantener la forma física en el gimnasio o perfeccionar su inglés, que a la empresa le vienen muy bien esas cosas. Eso sí siempre siguen trabajando, el tema de conversación no cambia, acompañados de sus jefes o jefecillos y de sus compas de poco fiar. Es decir, no hay descanso, es ficción, eso tampoco se pagará. Seguramente al caer la tarde y recuperar a su familia o amistades seguirán hablando de lo mismo, de los problemas que han dejado pendientes y que les esperan a primera hora del día siguiente.
Aun así dicen que la ley garantizará todo el tiempo realmente trabajado, como si no supiéramos que en muchos colegios concertados, con sus nóminas abonadas con dinero público, el profesorado ha de entregar a escondidas al empresario el importe de las pagas extraordinarias para así mantener el trabajo. Como si tampoco supiéramos que los trabajadores de la banca privada siempre han hecho dos jornadas laborales, la matutina remunerada y la vespertina, gratis. Todo sin hablar de la hostelería, un inframundo. No es necesario apuntar que la empresa minúscula de los autónomos no juega en la misma liga.

Al fin y al cabo la norma existirá, pero no se cumplirá, se firmarán horarios falsos que, cuando sean descubiertos, los responsables se disculparán con una discreta y breve multa y los empleados callarán para no perder la nómina-basura que tanto admira esa candidata madrileña de cuyo nombre no quiero acordarme.

07 mayo 2019

Hay que seguir oliéndolos, que a veces se camuflan


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2019/05/07/hay-seguir-oliendolos-veces-camuflan/1399494.html

A los de aquella pandilla cervecera la tarde preelectoral les había dado por las profundidades del pensamiento; para ellos lo importante era la tradición, si ya sabían lo que había que hacer desde siempre, para qué cambiar, la modernidad era depravada, sobre todo cuando se la intentaban colar en forma de cultura, ¿acaso no sabían lo necesario?
Eso sí, no se les podía llevar la contraria, estar en desacuerdo sólo era una traición; sobre todo si la diferencia estaba en el idioma, el color de la piel? a fin de cuentas ellos eran los trabajadores de toda la vida y merecían seguir gozando de esos privilegios, la nómina y el entierro pagado.
Se esforzaban, en la tercera ronda de cervezas, para buscar a los enemigos de verdad, a los que montaban el complot dentro o fuera de sus fronteras. Seguro que los malos tenían redes secretas para acabar con la prosperidad.
Las bocas se iban calentando y ellos desinhibiéndose más, ya estaba claro, si había enemigos había que acabar con ellos, antes de que acabasen con ellos. Entonces habría paz verdadera. A fin de cuentas ellos eran el mejor país del mundo y pobre del que se atreviera a negarlo; automáticamente se convertiría en enemigo de aquella amalgama vociferante en la taberna, sobre todo si osase decirlo en público.
Menos mal que el camarero llevaba cuenta del consumo de aquel viernes. El siguiente paso era recordar a los héroes, sobre todo si habían muerto de forma trágica, esa habría sido su mayor recompensa. Lógicamente en aquellas sentencias ya se empezaban a repetir hasta la saciedad que las mujeres no cabían en estos esquemas, solo eran el descanso del guerrero proletario que llegaba del tajo y la taberna esperando que le recompensasen, porque su amigo -y al mismo tiempo patrón- les apretaba las clavijas y no les dejaba respirar; pero ahí ellos demostraban que eran más hombres, aunque la falta de derechos les importase un bledo.
Estos ejemplares, que a estas alturas, ya son poco bípedos y tienden a perder la verticalidad ya usan un léxico pobre, unas frases simples, si se transcribiesen sus conversaciones a esa hora, nos encontraríamos con una especie de dialecto primitivo, incapacitado para el pensamiento crítico.

Umberto Eco quiso decirles que reflexionaran antes de pensar, mas no le escucharon; eran fascistas de paisano sin saberlo. Así lo contaba en Columbia (1995) y así se publicó en un librito Contra el fascismo El fascismo eterno. Eco confirmaba a la sociedad americana un secreto a voces, que había organizaciones de extrema derecha tras los atentados de Oklahoma y los 168 muertos. Marcó un camino para no volver a la senda oscura en la que alguien dijese "¡Quiero volver a abrir Auschwitz, quiero que las camisas negras vuelvan a desfilar solemnemente por las plazas italianas!". Por desgracia la vida no es tan fácil. El fascismo puede volver todavía con las apariencias más inocentes.

01 mayo 2019

La conclusión


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2019/04/30/conclusion/1397464.html


A ella solo le habían comunicado que tendría que ser presidenta de una mesa electoral. No era el mejor plan para el domingo; pero a las ocho de la mañana ya fue preparada para ocuparse de leer instrucciones, cumplimentar formularios, comprobar el DNI de los votantes, en fin, nada insoportable si la charla con la compañía de la mesa era llevadera en los ratos de ocio.
Una vez todo en orden se abre la puerta a los votantes; comprueba que los primeros son los deportistas, los que madrugan el domingo para echar unas carreras por el paseo bajo los pinos y, ya de vuelta, rematan la faena votando antes del desayuno. Todo lo ve normal.
Ella calculaba que después de las diez la cosa ya sería distinta, que ya empezaría el movimiento más serio; lo primero que le llama la atención es que comienzan a llegar personas que le sorprenden, no sabe la razón, pero no comparte su ansiedad con los miembros de la mesa, de reojo comprueba que en las mesas vecinas, alojadas en aquel centro cívico, pasa lo mismo que en la suya; mas nadie se alarma. No sabe cómo explicarlo eran personas normales, hombres y mujeres, jóvenes y mayores; pero ella tenía un pálpito, le llamaba la atención la informal indumentaria, propia del día, pero planchada como si saliera de fábrica. Podría ser casualidad, habrá rebajas a fin de mes „se dijo„ pero ya a las doce comprobó que había ciertos movimientos demasiado exactos. Normalmente la gente se acercaba a preguntar si aquella era su mesa o la de al lado, revolvía en sus bolsos y bolsillos en busca de su DNI, olvidaba llevar los sobres preparados, en fin, lo normal; pero observaba que se intercalaban aquellos de la ropa recién estrenada, que en un mecánico movimiento se identificaban. Al principio solo comprobaba nombre y apellidos y recogía los sobres con los votos. Seguía rumiando aquel goteo de votantes coincidentes en el aspecto y las actitudes, no se paraban a hablar con ningún vecino. Fue pasando el día sin más problemas hasta que alrededor de las seis de la tarde llega un votante y ha de decirle que no puede hacerlo, que ya ha votado. El ciudadano discute y se indigna. En las mesas cercanas comienza a suceder lo mismo. Las protestas siguen hasta la hora del cierre, pero los que no han podido votar siguen discutiendo con la policía en las cercanías.
Comienza el escrutinio, esperan que no haya sorpresas, en esas mesas los resultados suelen ser similares en todas las votaciones; pero la ansiedad aumenta, la presidenta y los vocales ven que una papeleta se repite sin tino. Se miran y saben, solo con esa mirada, que no han descuidado las urnas, que los precintos estaban intactos a la hora de abrilas, que no ha habido doble voto.

En ese momento ella pregunta a sus vecinos si solían hablar con robots en las máquinas, en las gasolineras de autoservicio, en los 902... Entonces lo entendió todo, ya conocía la razón de aquella avalancha de extrañas papeletas

23 abril 2019

Las camarillas del hoy y del ayer


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2019/04/23/camarillas-hoy-ayer/1395293.html


Esas que tanto han influido en la historia de nuestras monarquías, en gobiernos recién llegados por un pronunciamiento militar, no han desaparecido desde el S. XIX, algunos los relacionan con los primeros borbones, incluso con los últimos austrias; José I, que pudo haber sido y no fue, por culpa de las camarillas carlistas y las de las sotanas. De Fernando VII resuena su torpeza para mantenerse en el trono, entre La Pepa y los absolutistas; entre Riego y los Cien Mil Hijos de San Luis, que invadieron apoyando al entronado y ante sus narices la mayoría de las colonias toman las de Villadiego hasta en Ayacucho, pocas hierbas quedaban bajo la endeble corona.
Hasta entonces todos tuvieron su camarilla; en 1833 hereda la niña Isabel II con la regente M.ª Cristina, ¿qué más hacía falta para que las camarillas crecieran? ¿No teníamos ya la camarilla moderada isabelina? ¿No estaban ya el padre Claret y sor Patrocinio como intermediarios entre un rey y una reina que no se soportaban? ¿No teníamos la camarilla involucionista del consorte Francisco de Asís que buscó al sicario, el cura Merino en 1851, para deshacerse de Isabel II? Ahí tenemos la 1ª guerra carlista y la camarilla del general Espartero víctima de los zarpazos de burgueses vascos y catalanes. Vuelve O´Donnell con Isabel II, que fue blando con los sargentos del cuartel de San Gil; más ejército con Narváez, hasta que le levantan la voz al de Loja con el pronunciamiento de la camarilla de Topete que se alza en 1868, otra vez, para que el general Serrano sea Regente y Prim presidente de gobierno. Siguen los cantonalismos, la 2ª guerra carlista, las revueltas, hasta que las camarillas militares vuelven a ser determinantes; Pavía, primero, Martínez Campos, después, para atornillar a Alfonso XII. Un supuesto sistema parlamentario de asonadas militares, pucherazos, camarillas en el que las elecciones eran lo de menos, siempre ganaban las mismas camarillas con distinto nombre y así podríamos seguir...

Puedo entender que de cualquier oficio público, un registrador de la propiedad vuelva de la política aunque mantenga su camarilla; puedo entender que formemos a nuestros abogados del Estado y otros altos cuerpos, que dinero nos cuestan, se vayan con su camarilla y su bagaje a la empresa privada. Pero no puedo entender que formemos a nuestros militares para que vuelvan a la vida civil en el retiro con sus galones al hombro y con sus camarillas. Tampoco veo con buenos ojos que los altos miembros del poder judicial lo abandonen temporalmente y regresen después a su función jurisdiccional, a su libre albedrío. Algo se me escapa y se ruegan todas las colaboraciones para saber qué hacer en esos casos, que haberlos haylos, tanto en puestos electos o ejecutivos como en los mismos círculos de poder o en las más selectas camarillas, alejadas de los medios de comunicación que leemos los mortales, para ser más concretos

16 abril 2019

Caperucita roja y cuentos desde Covadonga


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2019/04/16/caperucita-roja-cuentos-covadonga/1393585.html


Soy tan antiguo que sigo leyendo los viejos cuentos populares a la luz de lo que Bettelheim nos explica en Psicoanálisis de los cuentos de hadas, (1976), allí subraya el importante papel que desempeña el cuento en la liberación de las emociones de niños, niñas y adultos. Viene esto a cuento porque he leído que en alguna escuela se está haciendo expurgo en la biblioteca, se retiran de las baldas aquellas obras que puedan ser susceptibles de contener roles que minusvaloren a las niñas. En principio podría tomar dos actitudes, la más radical, tachando de dura censura irracional el tal filtrado y otra, más pausada, más atenta a qué ponemos en lugar de este poso de cultura popular. ¿Para qué sirve esto? ¿Todas las bibliotecas se desharán de los títulos contaminados de sexismo y violencia? ¿La abuelas dejarán de contar cuentos? ¿Es un remedio para que niños y niñas sean adolescentes conscientes de que lo son? La lista de preguntas sería interminable y me temo que las respuestas serían siempre las mismas, retirar un libro de un estante soluciona muy poco si la sociedad en la que se lee, o se deja de leer ese cuento, sigue siendo la misma; si lo que ve o sufre la niña en su entorno es más torturador que la fantasía del cuento popular. Los cuentos se cuentan, los valores se viven.
No hará falta detenerse en contar el que hemos tomado como ejemplo, el color de la capucha, la madre, la abuela, el lobo que se come a la abuela y a Caperucita. Aquí es donde se diferencian las dos versiones, en la de Perrault (S. XVII) la trama se acaba aquí, él buscaba el consejo a las jóvenes del peligro de acercarse al desconocido, puro pragmatismo racionalista, ya entonces. Sin embargo en las versiones de los Hermanos Grimm (principios del S. XIX) aparece la figura del cazador abriendo la barriga del lobo para salvar a ambas. Su intención ya se aleja del público infantil e introduce la figura paterna, quizá el salvador masculino con un simple final feliz. Sin embargo en versiones posteriores, la joven y la abuela toman el papel activo y se encargan de ahogar al lobo en un barreño de agua. Queda claro que no es la misma lectura la que todos podemos hacer de la importancia de seguir consejos, órdenes, de no dejarse engañar por desconocidos; pero el personaje de Caperucita está hecho para presentarnos dilemas a los que todos nos enfrentamos tarde o temprano.

A fin de cuentas imaginación y cuento también le ponen a su discurso ciertos candidatos, quizá lobos, para contarnos un falso relato sobre la supuesta Reconquista desde de un imaginario Pelayo en Covadonga, hasta el pacto de rendición de Granada entre Boabdil y los reyes, tan católicos ellos, que se quedaron con aquel territorio que nunca había sido suyo. Así tratan de justificar una fantasiosa petición de voto. Allá cada cual con sus delirios y su responsabilidad, a lo peor se los come el lobo.

11 abril 2019

Recogido bajo un buen palio, buena sombra te cobija


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2019/04/09/recogido-buen-palio-buena-sombra/1391482.html

"No se debe querer demasiado a la vida ni odiarla demasiado, sino buscar un término medio y ponerle fin cuando la razón lo aconseje".
Lucio Anneo Séneca
Aunque opinadores de relumbrón se presten a dulcificar actuaciones de los gerifaltes del Estado Vaticano, sigo sin deglutir las ruedas de molino; pueden dorarnos la píldora diciendo que les duele mucho que la carne humana siga siendo pasto para los peces del Mediterráneo, que después serán tapas de atún de almadraba en los chiringuitos. A continuación, siempre aparece la defensa de la vida; pero solo la del embrión y la del enfermo terminal que sufre sin poder expresarlo. Lo que ocurre en los años intermedios ya no es de su incumbencia. Los purpurados bajo palio siempre han ido marcha atrás; eso sí, sin mentar los privilegios del tal cobertizo a los más próximos dictadores que aplicaban la eutanasia en las tapias de los cementerios. En resumen, si te ha tocado, joróbate y aguanta con tu enfermedad incurable y dolorosa. Ya habrá algún cura que quiera arroparte y asegure las llaves de San Pedro sin dejarte gobernar tu final dignamente, porque ya han conseguido gobernar tu presente, su objetivo.
No siempre ha sido así, se suele usar a Hipócrates y su voluntad de no facilitar la muerte voluntaria; pero ya Platón dejó dicho en La República "Se dejará morir a quienes no sean sanos de cuerpo" .
Siempre hubo quienes nadaron y guardaron las ropa; Tomás Moro, en la Utopía como forma de estado ideal, afirma por una parte que se debe prestar a los moribundos todo cuidado y solidaridad; pero considera que, en casos de dolores extraordinarios, se puede recomendar poner término a su vida si éste está de acuerdo:"Es preferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con sufrimiento".

En un breve resumen podríamos sumarnos a la diferencia entre el suicidio asistido y la eutanasia activa. Los que deseen vivir y morir como se lo manden sus dioses y sus representantes de cuerpo presente en esta tierra „que no es plana„ que así lo dispongan. Los que no nos conducimos por esos caminos tenemos derecho a que ninguna ley humana nos lo impida y que los palios „sombrajos de vicarios„ sirvan de tapadera a la tortura final. Quizá las admoniciones del capataz vaticano en Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, sobre la muerte cruel en sintonía con su profeta, deban ser examinadas desde el punto de vista del Derecho y que, sólo para aquellos sus seguidores, tengan valor legal cuando así lo manifiesten cabalmente y por escrito y déjense de monsergas, que aquí el que quiere morir se muere comprando su fin en internet

08 abril 2019

Duelos y quebrantos de cromañones actuales


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2019/04/02/duelos-quebrantos-cromanones-actuales/1389467.html


Le daremos un párrafo de benevolencia al aspirante a diputado popular, que quizá quiso decir neandertales y por alguna malformación mandibular habló de unos supuestos neardentales. Un error de pronunciación lo tiene cualquiera, pero suponemos que el antiguo aspirante al Ducado de Suárez no tiene ninguna relación con las múltiples aseguradoras, franquicias y chiringuitos varios que te arreglan los piños en un plis plas, previa firma de un préstamo casi vitalicio con un tipo de interés abusivo para pronunciar correctamente con sonrisa impecable.
Cierto es que el aspirante se ha visto mezclado en diferentes y superados quebrantos sobre la libre maternidad, pescando en un caladero en el que no hay ni una faneca; como un fantasmagórico macho alfa de su dinastía en la mayor de las inopias. Miedo me da. El caso es que, tras disculpas tardías y ridículas, se demuestra que los neandertales cuidaban a sus crías como nosotros, incluso más, la lactancia materna duraba más de dos años. Tal y como demuestra la paleontología, no hay costumbre de recién nacidos decapitados, por mucho que al presunto aspirante le hubiese gustado mostrarla en las cuevas o en los barrios neoyorquinos. Quizá el drama lo tenga más cerca, de vez en cuando en algún contenedor de residuos, en algún barrio que él no frecuenta. Quizá este cromañón no se haya apeado del pedestal del orgullo, es una pena.
No le deseo ni el más mínimo riesgo que pueda afectar a su neurona, si aparece le pido que lo consulte. Si la neurona está sana hay que procurar que procree, con muchas horas extra; pero que se reproduzca lo más rápidamente posible, que no hay tiempo que perder, precisamos su lucidez e hiperactividad; no nos hacen falta más quebrantos, ojalá todos fueran tan benignos como los que nos podría dar una mala digestión, unas molestias curadas con la infusión a gusto del paciente.
Vayamos con los duelos, los duelos de titanes habitan en nuestros recuerdos en los cines de barrio, el revólver desenfundado a tiempo, las chicas de la película pendientes del vencedor, cual Aznar y Abascal llamándose cobardicas a distancia.
Pero nada que comparar con el de Cervantes y Antonio Sigura. Alejandro Dumas con Gaillardet por un quítame allá esas páginas. Émile Zola apoyando a un Manet enfrentado con un crítico de arte. A Marcel Proust cuesta imaginarle en un duelo sin magdalena, pero se enfrentó a un periodista, ya que no le gustó ni lo que había escrito sobre su obra ni sobre su vida amorosa. Blasco Ibáñez, retó a un duelo al director de un periódico por artículos que él consideraba injuriosos y resultó levemente herido en un muslo.

Lo de hoy son tonterías. Afortunadamente los sábados Alonso Quijano gustaba de duelos y quebrantos que no eran más que un revuelto de huevos con tocino, jamón y sesos primorosamente preparados con pan tostado o frito. Sean, pues, así.