https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/11/27/faldas-manzanas-carnes-padre/1351647.html
Supongo que a estas alturas los usuarios de la red estarán informados de que el Parlamento gallego ha parido por unanimidad un ratón; todos los partidos han coincido en permitir que, en los colegios en los que se prescribe uniforme escolar obligatorio, las niñas podrán vestir con falda o pantalón según su gusto y voluntad, ad libitum; mi sorpresa ha sido mayúscula, con admiraciones, negrita y subrayado. Aún no me he repuesto del pasmo que me ha producido la noticia; ni intuía que pudiese existir la obligación de la falda para las niñas en ciertos colegios, sospecho que en muchos clericales y, sobre todo, en los sectarios que segregan al alumnado por sexo. Ya tendrá faena la inspección educativa, ¿a quién interrogará?, ¿a las niñas con pantalón o a las que lleven falda? Ya se sabe de antemano que ellas portan la manzana de la tentación.
Tiene bemoles -disculpen la vulgaridad- que terminando la segunda década del siglo XXI un parlamento tenga que discutir y pronunciarse sobre un derecho tan elemental, con la de asuntos que tendrá en trámite, o no.
Después nos asombraremos de que aquel concejal de Ciudadanos en Alcañiz nos contase en voz alta sus fantasías sexuales, sin cortarse un pelo, con las faldas de las niñas que iban al colegio de las monjas de su pueblo. Es evidente que la castración emocional nos ha afectado a todos y todas los nacidos en aquellos viejos tiempos de catecismo y sacristía; pero el homo sapiens sapiens ha tenido oportunidades para evolucionar; está claro que Darwin estaría tirándose de los pelos y dándose cabezazos contra la pared y ya no digo nada de los que nos enseñan epigenética, estarán al borde del suicidio.
Siempre hay un roto para un descosido. La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha designado como nuevo portavoz al obispo Luis Argüello, que se ha estrenado en su nuevo puesto con un éxito de los que claman al cielo, dicho sea esto sin ánimo de ofender a los que vemos en el cielo nada más que sol y nubes. El tal de las polainas se despachó a gusto en su primer día de trabajo definiendo lo que es un varón, aspirante a cura con todas las de la ley; es decir, el candidato que ellos podrían aceptar para adoctrinar a sus seguidores, tendrá que ser un señor con carné de padre, con dos asuntos y un palito en funcionamiento ante las mujeres, aunque tuviese que estar en reposo permanente, o no.
Horas después trató de enmendarlo, malamente, argumentando que no quería haber dicho que los no heterosexuales pudiesen formar parte de su club; faltaría más, la cantidad de pederastas que tendrían que expulsar los dejaría en cuadro.
A ver cuándo llega el momento en que las sotanas dejen de diseñar los atuendos y, ya de paso, que el Reino de España denuncie el tratado internacional, preconstitucional, con el Estado Vaticano -el concordato por mal nombre- para poder establecer unas relacionas diplomáticas civilizadas, si es preciso.