04 diciembre 2007

Novedades duras

La movilización se refuerza siempre en campaña electoral y ya llevamos mucho tiempo dentro de esa piscina a la que nos han lanzado a todos a chapotear con mayor o menor éxito. Hay nadadores federados que compiten legalmente, pero también hay submarinos, tiburones, fanecas bravas y escarapotes. Incluso hay algunos que nadan con traje de neopreno, otros con un mísero flotador y los demás con el simple bañador.La temperatura que desprenden los cuerpos y objetos allí a remojo sube y sube de forma que el líquido elemento-ambiente se calienta de tal forma que ya parece estar climatizado sin gastar un mísero kilovatio y sin que el termostato tenga posibilidad de regular nada.Empezó la cosa con las beatificaciones masivas, nada que objetar al contenido religioso del acto. Sí he de decirle al Gobierno español que no me gustó, allí postrado, rendido. Esto es recibir cargas de profundidad en plenas aguas extraterritoriales.Los presupuestos generales del Estado contemplan el aumento de la asignación a la Iglesia católica hasta el 0.7% detraído de los servicios a todos los ciudadanos. Esto es nadar con traje de buzo y guardar la ropa de la liturgia a buen recaudo. Aquí y en Roma. También podría ser actividad pirata en las aguas turbulentas y electorales.Los tiburones del papel prensa y las ondas episcopales siguen a la carga y cada vez nos sorprenden más con su inestimable imaginación, con su providencial inspiración de desconocida procedencia, pero con fines como los de los pescadores desalmados, con malas artes y siempre aprovechando el río revuelto. Por fin el jesuita portavoz de la Conferencia Episcopal, desobedeciendo las instrucciones de su congregación, alcanzó el obispado; antes con el poder de la palabra el daño era doloroso, pero pasajero, como el de la faneca brava, ahora con poder real podemos echarnos a temblar y escapar de sus fauces como del hambre.En medio de todo esto vemos a monseñor Blázquez, con cara de bonachón, que no deja de recibir bofetadas del "fuego amigo". Se atreve a poner en cuestión en una homilía el papel de la Iglesia católica en el golpe del 36, pero no se crean que pidió perdón como se dijo, simplemente sembró la duda de que pudo haber habido injusticias por ambos bandos, que el apoyo de la jerarquía católica no tendría que haber sido tan brutal en la colaboración con la represión... El caso es que el bueno del presidente de los obispos sólo tuvo el apoyo explícito de uno de los suyos, como para echar cohetes y tener la sensación de que resistes con mísero flotador rodeado por la Sexta Flota. La guinda la pone el ex alcalde Francisco Vázquez, que en un reciente artículo recuerda al intrigante Tarancón coronando al rey Juan Carlos hace 32 años y haciendo gala de la lucha de la Iglesia por las libertades. No pueden caber tantas inexactitudes en tan poco espacio y no sé a quién le quiere hacer un favor, al Rey o a la Iglesia.

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