20 noviembre 2018

¿Por qué no te callas?


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/11/20/callas/1349402.htmlhttps://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/11/20/callas/1349402.html

Supongo que la mayoría de ustedes recordará esta frase pronunciada por Juan Carlos I, el entonces rey de España, hace más o menos once años en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado en Santiago de Chile. El sujeto receptor de la soflama, quizá no fue una soflama; sino la riña maternal de la maestra al parvulito, que hablaba cuando no debía y de lo que no debía, era el presidente venezolano -no recuerdo si sargento o mariscal- Hugo Chávez; creo recordar que el susodicho trataba de poner de vuelta y media, no sin razón, a José María Aznar. El emérito no podía consentirlo y así se lo hizo saber con la frase que encabeza. Paradójicamente el capo venezolano obedeció militarmente, aunque los intestinos le pidiesen otra respuesta, quizá el petróleo tuviese algo que ver, no lo sé. Pocas veces, en verdad ninguna trascendente, recuerdo al pasado monarca hablar en público, ante los medios, sin un papel escrito por otros en sus manos. Ni siquiera en su supuesto acto heroico del 23-F. Hace poco, podría ser que en la escena del hospital fuese capaz de pedir disculpas, con la cadera maltrecha, con el elefante difunto y su mujer de entonces en el ajo; aún no sé la razón del arrepentimiento, si por el linchamiento del bicho, por su torpeza clásica de Borbón escaqueado o por el traspié que le llevó al quirófano.
Aunque no les parezca bien, echo de menos la cara dura. Me aburre tanto, tanto, la buena formación de la sagrada familia que nos representa, que ya no les echo cuenta, ni cuando nos leen asuntos de estado. ¡Ay!, a aquel emérito, aquí querría tenerlo yo, delante del obispado que sufre la inquisición -de la que supongo formo parte- por aquello de defender el laicismo, la laicidad y la apostasía.
¡Ahí! Delante de los que se esconden por los abusos sexuales a menores que, hasta hace poco, no percibían la gravedad del delito, tal y como perpetró José María Gil Tamayo, portavoz de la Conferencia Episcopal Española y obispo electo, ¿por quién?, de Ávila quejándose de que el foco denunciante se pone ante los curas abusadores y no contra el gremio de fontaneros, un suponer, que alguno habrá habido, no digo que no.
Dicen que están trabajando en ello, espero que no con los pies en la mesita como Aznar y Busch, en aquella inmortal escena tejana, para evitar el descrédito de su negocio; pero suplica no culpabilizar al clero sospechoso o culpable de manera interesada, porque la responsable es la sociedad, por lo tanto las familias, supongo que por haber hecho dejación de sus responsabilidades descargando parte de la educación en el clero católico; ha llegado tarde el obispo, unos cuantos siglos.

¡Ay! Ahí quería yo haber visto y oído al rey emérito diciéndole al ordinario de turno ¿Por qué no te callas? Cuando sólo habla del dolor y la vergüenza causados. Me lo debe.

13 noviembre 2018

Escribir o juzgar nunca ha sido tarea fácil


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Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,
menos bien las estudias que las vendes;
lo que te compran solamente entiendes;
más que Jasón te agrada el Vellocino.
El humano derecho y el divino,
cuando los interpretas, los ofendes,
y al compás que la encoges o la extiendes,
tu mano para el fallo se previno.
No sabes escuchar ruegos baratos,
y sólo quien te da te quita dudas;
no te gobiernan textos, sino tratos.
Pues que de intento y de interés no mudas,
o lávate las manos con Pilatos,
o, con la bolsa, ahórcate con Judas.
Francisco de Quevedo
Este viejo soneto podría venir a cuento con otro título, Jueces, políticos y banqueros, puesto que los clásicos, lo son por la vigencia de sus obras, para ayudarnos a entender el mundo en que vivimos, las tradiciones sobre las que descansa nuestra cultura y nos enseñan a discernir un buen producto de una burda farsa. Ahí descansa la ironía de Quevedo, que todavía sigue en las mismas; fue un político intrigante al servicio del duque de Osuna hasta que cayó en desgracia y estuvo a la sombra varias veces, porque su obra satírica no le cayó simpática al conde-duque de Olivares; quizá por eso aquí se muestre pesimista, por su propia biografía; menos mal que en estos siglos algo hemos avanzado, o no. Pero tampoco seamos mártires, porque estos peligrosos individuos tienen el mérito de haber concebido obras maestras entre rejas.
A Tomás Moro lo encerraron por haberle puesto la proa a Enrique VIII y sus ansias antipapistas. Los carmelitas descalzos de Ávila pasaron lo suyo; Juan de Yepes o Teresa de Cepeda y Ahumada tuvieron problemas con los colegas calzados, supongo que por aquello de la teología; menos mal que a él los meses de prisión le sirvieron para escribir parte del Cántico Espiritual. Algo así le debemos a Fray Luis de León, también acabó en la cárcel por traducir el Cantar de los Cantares, algo pecaminoso, en lengua vulgar y sin licencia.
La contabilidad de Cervantes no está clara, ni sus penurias y miserias. Voltaire, rebelde contra los poderes, habitó la Bastilla. La tormentosa relación entre Rimbaud y Verlaine acabó a tiros sin heridas graves, éste acaba encarcelado, marchito y malbebiendo absenta en los cafés más pobres de París.
Oscar Wilde fue popular en el Londres victoriano, pero sus relaciones le llevaron a tres prisiones con trabajos forzados. Miguel Hernández o Buero Vallejo sufrieron, entre tantos otros, las hospederías franquistas.
Burroughs, Jack Kerouac, Ken Kesey siempre estuvieron en el filo de la navaja. Jean Genet conoce la prisión a los quince años y levantará cabeza gracias a Cocteau, Sartre o Picasso, que intercedieron ante el poder político por sus problemas con la justicia.

En resumen, un recuerdo a vuelapluma para llegar a reconocer que poco hemos cambiado, que la justicia más poderosa sigue en el candelero cuando tropieza con el poder real y parece que cómicos y banderas siguen en conflicto

06 noviembre 2018

Recordando a Don Juan


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/11/06/recordando-don-juan/1344938.html



Aclaremos el título para evitar malentendidos, no se trata de recordar al padre del rey emérito, que ya tuvo bastante con lo suyo y sus circunstancias; sino al Tenorio, el mito de don Juan en la versión de José Zorrilla que solía representarse estos primeros días de noviembre.
Siempre he preferido el personaje creado en El burlador de Sevilla por Tirso de Molina -presunto hijo del duque de Lerma- es antiaristocrático, rico, desvergonzado, mentiroso y, por supuesto, burlador. No habrá perdón para él y será precipitado a los infiernos en la escena final, producto directo del decadente imperio, de su ley, que será quien le castigue y el orden seguirá imperando.


Si hoy quisiese buscar un personaje similar, sería difícil, puedo atreverme a imaginar un híbrido entre Puigdemont y Villarejo, en algún aspecto no hay duda de que son burladores triunfantes y sin arrepentimiento como el don Juan de Tirso, la ley les corta las alas pese a que aún no hayan llegado a tocar el fondo del pozo y sigan con el agua al cuello, continuando su burla sin arrepentimiento.
Volviendo a Zorrilla, aquel joven emocionado que habla en el entierro de Larra y que, poco a poco, se va transformando en el profundo conservador que nos legará un don Juan bien distinto. El suyo será tan crápula, conquistador y
burlador como su antepasado; pero al enfrentarse con los recuerdos de sus fechorías, las ánimas de sus muertos acuden en su búsqueda, don Gonzalo, padre deshonrado, quiere llevárselo a los infiernos; pero la sombra del alma de doña Inés le recupera para subir al cielo entre un cortejo de ángeles. El discurso ha cambiado, del poder de la ley imperial que castiga con Tirso de Molina, pasamos al don Juan redimido, moralizado por una suerte de jesuitismo patriótico: "Mi voz, mi corazón, mi fantasía,/ la gloria cantan de la patria mía". No olvidemos que en 1844 estrena Zorrilla su Don Juan, al tiempo que El espadón de Loja, el general Narváez comienza a gobernar con mano de hierro y la Guardia Civil aparece por los caminos del campo español, como Dios manda.

Si el viejo golfo y burlador nos recordaba la simbiosis de Puigdemont y Villarejo, este nuevo Tenorio conservador puede llevarnos a reunir en una sola imagen a ese par de jóvenes de pasado poco claro, Casado y Rivera, destinados, por derecho de raza y clase, a traernos la salvación, a prometernos la felicidad eterna de la marcha atrás -dicho sea esto sin afanes pecaminosos- si abandonamos las malas costumbres políticas que nos invaden. Pese a todo siguen con la burla, con el escarnio y la mentira; pero sabemos que al final, una vez conseguida la voluntad de doña Inés -el poder, el gobierno- llegará el momento del arrepentimiento y subirán a los cielos ejecutivos, legislativos y judiciales

30 octubre 2018

De memorias y confesiones


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/10/30/memorias-confesiones/1342789.html


De memorias y confesiones
Quien desee saber qué son unas memorias, qué es la literatura autobiográfica, ha de seguir acudiendo al clásico francés Philippe Lejeune, autor de El pacto autobiográfico (1975) y encontrar el significado de la literatura de la intimidad. Allí nos cuenta que ese tipo de escritura analiza las distintas relaciones del yo, a separar los datos personales de los íntimos en la literatura, en las relaciones sociales y otros ámbitos de la vida.
Lejeune defiende que la ficción "siempre es mentira, mientras que la autobiografía tiene un pacto con la verdad; inventar es hermosear la autobiografía porque la memoria es falsa". En el terreno de las memorias es curioso acudir, por ejemplo, a la obra de Tierno Galván, Cabos sueltos, para comprobar cómo ese pacto autobiográfico no se cumple a rajatabla, la memoria es selectiva y las ficciones se cuelan por las rendijas. Desde el sectarismo simplón de Alfonso Guerra en Cuando el tiempo nos alcanza (2004), hasta la dulzura, la dureza y la sinceridad de José Caballero Bonald en La novela de la memoria y especialmente en La costumbre de vivir, hay un gran trecho. La escritura del yo es siempre un pacto para contar la propia vida, aunque sea una narración para el desahogo. Es verdad que son confesiones, soltar de golpe lo que te viene en gana y conservar lo escrito después de repensarlo y repasarlo. Recuerdo que Enrique Vila-Matas -Premio Herralde de Novela 2002 por El mal de Montano, una exploración sobre distintos diarios personales- tiene una anécdota curiosa, unos periodistas le preguntaron sobre qué idioma prefería para escribir, a lo que el escritor contestó: 'Mi madre me crió en catalán y me dijo que siempre tenía que decir la verdad, por eso escribo en español'.
Siempre es época de confesiones y deseo fervientemente leer muchas, aunque todavía ni existan ni cumplan el pacto autobiográfico ni se aproximen a la verdad.
Por ejemplo, ansío que se trasladen al papel las memorias del obispo de Astorga por mor de la nueva dignidad con la que le han distinguido sus superiores para investigar los errores, digo delitos, de los pederastas como el cura de La Bañeza -que incluso ha recibido un homenaje por su trayectoria- y los cientos y cientos de víctimas con testimonios que siguen saliendo a la luz. El obispo empieza bien su nuevo mandato recordando que el secreto de confesión, para los de su oficio, está por encima de las leyes penales, que si denuncia al delincuente, lo podrían poner en la calle. Todo un ejemplo de buenas y sinceras memorias, lástima de Villarejo.

Tampoco le haría ascos a las de Rodrigo Rato, al entrar en prisión también se ha confesado, de aquella manera, para disculparse por sus errores, no por sus delitos. Podría ser curioso que dedicase el tiempo de ocio que le queda por delante a escribir lo que sabe, sin omisiones personales ni blanqueantes interferencias de manufacturas ajenas.

24 octubre 2018

La realidad y las ansias de reconquistar el imperio


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/10/23/realidad-ansias-reconquistar-imperio/1340420.html

A la exministra García Tejerina le ha entrado la fiebre reconquistadora desde la antigua capital del reino; como buena castellana vieja se siente en la obligación de ratificar una vez más la expulsión de los moriscos perpetrada por el duque de Lerma, a partir de 1609. Se apunta a la vieja escuela de su colega Rafael Hernando tratando de imitar su lengua viperina; pero le sale malamente, solo le ha faltado decir que en los colegios andaluces los niños beben rebujito en los comedores escolares y de ahí su bajo rendimiento. También obvia decir que la inversión en Educación en Andalucía es del 24% y en Castilla y León del 21%. Aquí todo blas está sufriendo recortes desde hace años con los presupuestos de Rajoy aún vigentes.
La exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría ya está colocada, es un decir, digo que ya tiene un puesto en el Consejo de Estado; esperemos que aconseje bien, porque su fama le precede. Hablando de colocaciones y recolocaciones, aún no se sabe si la también exministra de Sanidad Dolors Montserrat ha estado recientemente en Uruguay o en Canadá; pero parecer lo parece con esas ansias enciclopédicas para resumir los agravios en unos pocos minutos enrevesados logrando que no se le entienda nada, ni los más avezados observadores lo han conseguido. Ojalá persevere en la faena, que los humoristas han de vivir de algo en el posmarianismo. 
Dejando a un lado, por imposible, a Pablo Casado que confunde su labor como jefe de la oposición con la del telepredicador americano al que solo le falta subirse al púlpito mediático y parafrasear a Les Luthiers cuando escenificaban aquello de Yo era un desgraciado, pero he visto la luz para intentar convencernos de la unidad de destino en lo universal o persuadirnos de que es el auténtico centinela de occidente; eso sí la perorata siempre conduce a la salvación de una España que corre el peligro de convertirse en un país sin potitos ni pañales, porque el estado que nos dejó el registrador de la propiedad huido no atendió sus necesidades básicas. Personalmente a mí me hace falta un crecepelo, a ver si don Pablo se da una vuelta a reconquistar América y nos trae unos frasquitos, aunque sea de los que usa Trump.
A propósito de Trump, ya está aclarado lo del periodista saudí; los señores feudales le han convencido de lo acontecido con Khashoggi, se sabe que entró en el Consulado de Estambul y se metió en una pelea. Todavía no hay la certeza de que su contrincante usase motosierra en lugar de guantes de boxeo.

Me quedan dos recados en el tintero, mi solidaridad con los recién hipotecados y sus impuestos; si no sabían quién mandaba aquí en el asunto este de gobernar sus euros ahorrados, ahora ya se han enterado, el parqué y no olviden que el torero-pistolero del 23-F sigue con mando en plaza de ganchete con la que no quiere ser francesa

16 octubre 2018

De vicarios y sicarios


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/10/16/vicarios-sicarios/1338253.html


La semántica es traicionera, nunca sabremos desde dónde nos clavará la daga;
Cuando escuchamos la palabra vicario inmediatamente la identificamos con el sustituto del jefe, su origen está en vicarius, el representante de alguna autoridad, y a su vez de vicem, cambio, alternativa. Así, el papa es para los católicos el vicario de su dios y el vicepresidente es el que representa, en su ausencia, al presidente; pero ambos gozan a su vez de abundantes vicarios, o lo que fueren.
Hay más vicarios, García Márquez quizá nos muestre el ejemplo más transparente en Crónica de una muerte anunciada, breve novela que narra una boda sin fin y la certeza de que los hermanos Vicario, de oficio carniceros, matarían a Santiago Nasar, la muerte anunciada, para salvar su honor. Muchos sostienen que no es inocente la elección del nombre de los profesionales de la carnicería para ejecutar el linchamiento.
Incluso la lectura que se hizo en Colombia se centraba en la actitud impasible de la sociedad ante una muerte que se pudo haber evitado, como tantas en ese país y en muchos más cuando la sociedad falla y sus jóvenes, vicarios o sicarios, van al matadero como víctimas o verdugos.
Ya ha aparecido la siguiente palabra, el sicario, el hombre que porta la sica, la daga de punta muy aguda y filo curvo (secare "cortar") oculta para usarla por encargo, es decir como vicario de aquel que lo contrata o al que debe obediencia, los primeros se remontan a la ocupación romana en Palestina; sicarios o "celotas" que despachaban romanos en las aglomeraciones, siguiendo las consignas de sus mayores.
Quizá el esplendor de la sica, de la daga, lo encontremos bajo el embozado de la capa y el sombrero de ala ancha que ocultaba identidades en las aventuras de mercenarios del S XVII; pero más atención me requieren los usos de tal figura que hacían los papas y cardenales de la familia de los Borgia, aquel Alejandro VI, padre y amante de Lucrecia, cuyos enemigos probaron el arsénico, la daga o el lodo del Tíber; todos llevaban en el zurrón la cantarella, el mortífero polvo eficaz y fulminante. Sería otra historia interminable la de los hijos de purpurados desaparecidos o abandonados a la suerte de su madre caída en desgracia. ¿Fueron culpables los vicarios o los sicarios?

Quizá por eso me haya llamado más la atención el uso del término sicario por parte del vicario en Roma del dios de los católicos al llamar sicario al médico que, sin esconderse, ayuda legalmente a una mujer que lo precisa; como siempre deja claro su desprecio a la tentadora de la manzana y olvida a sus vicarios o sicarios culpables de los abusos a menores y cómplices silenciosos del abandono de náufragos en pateras.

09 octubre 2018

Esos obispos despistados y el ángel de la guarda


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/10/09/obispos-despistados-angel-guarda/1336123.html



Allá por Talavera, a principios de abril,
llegadas son las cartas de Arzobispo don Gil, (...)
El Papa nos manda esta Constitución, (...)
"Que el cura o el casado, en toda Talavera,
no mantenga manceba, casada ni soltera:
el que la mantuviese, excomulgado era".
Con aquestas razones que el mandato decía
quedó muy quebrantada toda la clerecía; (...)
Estando reunidos todos en la capilla,
levantóse el Deán a exponer su rencilla.
Dijo: -"Amigos, yo quiero que todos en cuadrilla
nos quejemos del Papa ante el Rey de Castilla.
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita Cantiga de los clérigos de Talavera. Libro de Buen Amor
En este manojillo de versos comprobamos que en el siglo XIV, en plena crisis feudal, hay que recordarles a los clérigos aquello del antinatural celibato obligatorio. Me barrunto que los ángeles de la guarda andaban un poco despistados o no tenían muy claro el dogma a seguir.
No sé si se han fijado que hace unos días el obispo Munilla, a la sazón ordinario de la diócesis católica de San Sebastián ha dado las gracias efusivamente al ángel de la guarda, porque una furgoneta entró en una rotonda sin frenos ni dirección y no se llevó a nadie por delante. Le han llovido las opiniones, por decirlo suavemente, preguntándole si cuando una persona muere en un atropello o queda lisiada, es que el ángel de la guarda libraba ese día, además me he enterado de que el tal ente, alado y asexuado patrono policial, se festeja desde el siglo IX con la intención de que sus protegidos vayan al cielo. Si servidor tuviese alguna autoridad sobre los espíritus o sus patrocinados a pie de obra ya estaría reclamando daños y perjuicios.

Pero repasemos otras perlas, leemos que el arzobispo de Santiago (Chile) Ricardo Ezzati prohíbe a los curas "abrazos demasiado apretados", "dar palmadas en los glúteos, tocar el área de los genitales o el pecho", "dar masajes", "besar en la boca" o "recostarse o dormir junto a niños, niñas o adolescentes; se prohíbe a los sacerdotes "abrazar por detrás", "luchar o realizar juegos que implican tocarse de manera inapropiada", "cualquier expresión de afecto que el niño, niña, adolescente y personas vulnerables no aceptan y rechazan". A cualquier persona éticamente educada no hace falta recordarle que eso no se hace, independientemente de sus credos o sus prácticas mitológicas; pero no parece extraño que los célibes obligados actúen según sus necesidades, forzando o violentando a los más débiles que los toman como ejemplo. Más grave es que esos delitos no lleguen a ser juzgados y todo se quede en una reprimenda al culpable de abusos a menores, previo arrepentimiento, confesión y perdón. La solución es fácil, que sea célibe el que guste, los clérigos de Talavera lo tenían muy claro; pese a todo, parece ser que el ángel de la guarda no da hecho con tanta faena, ya que -célibes o no- la cifra de abusos, maltratos y asesinatos no para de crecer.